Manual Práctico: Cómo la Unión Europea Soluciona una Crisis Mundial en 5 Sencillos Pasos (hacia la Nada).

Caricatura de los líderes de la UE en una reunión, atados de pies y manos con sus propias banderas, incapaces de tomar una decisión sobre el conflicto de Gaza.

Desde la consulta del Absurdólogo de Guardia, a menudo nos preguntamos cómo funciona el poder en las altas esferas. ¿Cómo toman las grandes potencias sus decisiones trascendentales? Pues bien, hoy vamos a desvelar uno de los secretos mejor guardados de la diplomacia moderna. Gracias a la última crisis en Gaza, hemos podido descifrar y transcribir el infalible «Método Bruselas» para la gestión de conflictos internacionales. Es un tutorial en cinco sencillos pasos, una obra maestra de la burocracia que demuestra que es posible no hacer absolutamente nada, pero hacerlo de una forma muy organizada y con muchos informes de por medio.

Paso 1: La Fase de «Profunda Preocupación».

Este es el pistoletazo de salida, el ritual de iniciación. En cuanto estalla una crisis en cualquier rincón del planeta, un alto funcionario de la UE, generalmente con un apellido impronunciable y cara de estar sufriendo un cólico, debe comparecer ante la prensa. Su misión es pronunciar la fórmula mágica, las palabras sagradas que activan el protocolo: «Estamos profundamente preocupados».

Esta frase es crucial. No sirve un «estamos preocupados» a secas. No, tiene que ser «profundamente». Esto demuestra que la preocupación no es superficial, sino que ha calado hondo en el alma de la burocracia europea. Es el equivalente a poner «asunto muy urgente» en un email que sabes que nadie va a leer. No cambia nada, pero te deja la conciencia tranquila. Una vez pronunciada la fórmula, se activa el temporizador de la inacción y el mundo sabe que Europa ya está «trabajando» en el tema.

Paso 2: La Convocatoria de la Reunión de Emergencia (para la Semana que Viene).

La urgencia es un concepto clave en el Método Bruselas. Por eso, tras expresar su profunda preocupación, el siguiente paso es convocar una reunión. Una cumbre. Un encuentro de alto nivel. ¿Para esa misma tarde? ¡Por favor, no seamos populistas! Hay que cuadrar 27 agendas, reservar la sala de reuniones correcta (la que tiene mejores cruasanes), y asegurarse de que los traductores están disponibles.

Por tanto, la reunión de «emergencia» se convoca para el martes de la semana que viene. Esto tiene una doble ventaja estratégica. Primero, le da tiempo al conflicto para que, con un poco de suerte, se resuelva solo, o al menos, evolucione, permitiendo a los líderes llegar a la reunión con los hechos ya consumados y limitarse a firmar el parte de defunción. Segundo, demuestra una calma y una templanza muy europeas. No nos dejamos llevar por los impulsos. Somos el adulto responsable en la habitación del pánico global.

Paso 3: El Consenso del Disenso (La Gran Batalla del Powerpoint).

Llega el gran día. Los líderes se reúnen. Y aquí empieza el verdadero espectáculo, la esencia del arte diplomático europeo. La Comisión Europea, valiente ella, propone algo. En el caso de Israel, propuso medidas como la suspensión de la cooperación científica. Una propuesta tibia, pero una propuesta al fin y al cabo.

Y entonces, empieza el juego.

  • El bando del sur (España, etc.): Apoya la medida, pero pide que se añada un párrafo sobre la importancia del diálogo intercultural y el aceite de oliva como puente de paz.

  • El bando del este (Polonia, Hungría, etc.): Pregunta si esto afectará al precio del gas y si, ya que estamos, se puede aprovechar para sancionar un poco más a Rusia, que nunca viene mal.

  • Francia: Propone crear un «Comité de Sabios para el Estudio de la Complejidad del Conflicto de Oriente Medio», que emitirá un informe no vinculante en 2028.

  • Y entonces, Alemania: Con la seriedad de un cirujano a punto de amputar, saca la tarjeta roja. El veto. Recuerda las «complejidades históricas», las «relaciones estratégicas» y, en definitiva, que su industria armamentística tiene unos contratos muy jugosos que no es cuestión de poner en peligro.

Tras ocho horas de debate, doscientas tazas de café y una deforestación considerable en forma de borradores y documentos, se llega a un acuerdo unánime: es unánimemente imposible llegar a un acuerdo.

Paso 4: La Búsqueda del Mínimo Común Denominador (el Arte de no Decir Nada).

Una vez constatado el glorioso fracaso, empieza la segunda fase de la reunión: la búsqueda del Mínimo Común Denominador. Hay que encontrar algo, cualquier cosa, que los 27 puedan firmar sin que a nadie le dé un sarpullido. Es un ejercicio de lingüística creativa fascinante.

¿Sanciones? Demasiado agresivo. ¿Embargo? Ni de broma. ¿Una condena rotunda? La palabra «rotunda» es muy fuerte. ¿Qué tal una «declaración de desaprobación moderada»?

¡Lo tengo! ¡La solución! ¡Un nuevo comunicado! Pero esta vez, para demostrar que hemos avanzado, no diremos que estamos «profundamente preocupados». Diremos que estamos «extremadamente preocupados». ¡Toma ya! Y nos comprometeremos solemnemente a «seguir monitorizando de cerca la situación». Es la frase definitiva. Significa «no vamos a hacer nada, pero vamos a mirar con mucha atención cómo se desmorona todo».

Paso 5: La Decisión Final (La Nada como Política de Estado).

Y así, con la satisfacción del deber cumplido, la UE emite su veredicto. La decisión final es que la mejor decisión es no tomar ninguna decisión. Se disuelve la reunión. Misión cumplida. La burocracia ha funcionado a la perfección, los protocolos se han seguido y, lo más importante, nadie se ha enfadado demasiado con nadie (dentro del club, claro).

El problema en Gaza sigue ahí, por supuesto. La gente sigue muriendo. Pero Europa ya ha hecho su trabajo. Ha demostrado al mundo que, ante las crisis más graves, tiene una herramienta infalible, una estrategia que nunca falla: reunirse, debatir y, finalmente, acordar que es mejor esperar a ver si escampa. Y eso, amigos, no es política exterior. Es una comunidad de vecinos a escala continental.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *