Manual de Gestión de Crisis, por Pedro Sánchez: Cuando tu País Arda, Vete de Escapada a un Paraíso Fiscal.

Caricatura satírica del presidente Sánchez esquiando en Andorra mientras los Reyes de España apagan un incendio.

Desde la consulta del Absurdólogo de Guardia, hoy tenemos que hablar de liderazgo. De gestión de crisis. De ese intangible que diferencia a un estadista de un simple administrador de fincas. Y para ello, vamos a utilizar la técnica del montaje paralelo, un recurso cinematográfico que nos permitirá observar, en tiempo real, dos formas muy distintas de afrontar una tragedia nacional.

ESCENA A: EXTERIOR. PUEBLO CALCINADO. DÍA.

El aire huele a ceniza y a tristeza. El paisaje es una monocromía de negro y gris, salpicada por el rojo de los rescoldos. Dos figuras, un hombre y una mujer, caminan con paso solemne sobre la tierra quemada. Son los Reyes de España. Llevan ropa funcional, botas de campo y una expresión de sincera consternación. Se acercan a un anciano que mira los restos de lo que fue su casa con los ojos vidriosos. Le dan la mano. Le escuchan. Le consuelan. No le pueden devolver lo que ha perdido, pero están ahí. Cumplen con su deber, ese papel a veces simbólico pero necesario de estar donde hay que estar cuando tu gente sufre. Se manchan los zapatos de hollín.

ESCENA B: EXTERIOR. CALLE COMERCIAL DE ANDORRA. DÍA.

El aire es puro y alpino. Huele a pino, a perfume caro y a dinero. El sol brilla sobre los escaparates de joyerías y tiendas de electrónica. Dos figuras, un hombre y una mujer, pasean relajadamente. Son el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y su esposa, Begoña Gómez. Llevan gafas de sol, ropa de montaña de marca y la expresión de quien disfruta de una merecida «escapada privada» de fin de semana. Miran los precios de los relojes, quizá compran algún recuerdo, y respiran hondo, lejos del agobio de la capital.

Y mientras estas dos escenas ocurren simultáneamente, en cientos de puntos de España, los bomberos siguen luchando contra las llamas.

Esto, amigos, no es una crítica. Es una descripción de hechos. Y los hechos son de una belleza poética tan brutal que casi parecen una sátira escrita por un guionista con muy mala leche. Mientras tu país atraviesa una de las peores crisis de incendios del verano, mientras la Jefatura del Estado tiene que hacer tu trabajo de ir a dar el pésame, ¿cuál es el mejor lugar del mundo para «desconectar» y «recargar pilas»? Pues, hombre, Andorra. ¿Dónde si no?

No es solo el hecho de irse de fin de semana en mitad del caos. Es la elección del destino. Andorra. Ese pequeño país de los Pirineos conocido por tres cosas: la nieve, el tabaco barato y un sistema fiscal que hace que nuestra Hacienda parezca la Gestapo. Es una elección que roza la genialidad artística. Es como si el capitán del Titanic, mientras el barco se hunde, en lugar de dirigir la evacuación, se fuera a su camarote a leer un libro titulado «Ventajas de invertir en icebergs».

La desconexión con la realidad es total. Absoluta. Es la demostración de que, a veces, la burbuja de la Moncloa no es una metáfora. Es una biosfera con su propio microclima y sus propias reglas, donde el humo de los incendios de tu propio país no llega.

Y que nadie se equivoque. El presidente tiene derecho a descansar. Faltaría más. Pero un cargo de esa responsabilidad no entiende de fines de semana cuando tu país está en llamas. Estás de servicio 24/7. Y tu primer deber, por encima de todo, es estar. O, como mínimo, parecer que estás.

Así que, mientras unos se manchaban los zapatos de hollín para cumplir con su función simbólica, otros, simplemente, disfrutaban de un fin de semana en un lugar donde la palabra «impuestos» suena a chiste. Cada uno, está claro, con sus prioridades. Y luego, por supuesto, vendrán los tuits de «profunda preocupación», las ruedas de prensa con cara de circunstancias y las promesas de ayudas que ya analizamos en nuestro anterior bingo. Pero la foto, la instantánea que define este momento, ya está hecha. Y es la de dos Españas: la que arde y la que se va de compras a Andorra.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *