Desde la consulta del Absurdólogo de Guardia, hoy tenemos que celebrar un hito en la comunicación política. Un acto de transparencia tan brutal, tan descarnado, que roza la performance artística. El Gobierno de España, a través de su Ministerio de Transportes y su brazo ejecutor de retrasos, Renfe, ha decidido abandonar la fase de la negación y entrar directamente en la de la aceptación. Han admitido, con la solemnidad de un médico que te da un mal diagnóstico, que el sistema de Cercanías es un desastre. Que solo 4 de cada 10 trenes llegan a su hora. Y, aquí viene la genialidad, que esto va a seguir así, como mínimo, dos años más.
¡Es maravilloso! Es la sinceridad como arma de destrucción masiva. Se acabó el «estamos trabajando en ello». Se terminó el «incidencia técnica puntual». Han pasado a la fase del «esto es lo que hay, y si no te gusta, vete andando».
Para celebrar este nuevo paradigma de la gestión pública, hemos conseguido en exclusiva el comunicado oficial del recién creado «Ministerio para la Gestión de la Paciencia del Ciudadano», que presenta su innovador plan.
PLAN NACIONAL DE SINCERIDAD FERROVIARIA 2025-2027
Estimados viajeros, sufridores y mártires del abono mensual,
Tras un profundo y exhaustivo análisis de la situación (básicamente, hemos mirado Twitter durante cinco minutos), hemos llegado a una conclusión revolucionaria: la puntualidad es un concepto burgués y estresante del siglo XX. La obsesión por llegar «a la hora» es una fuente de ansiedad innecesaria en nuestra sociedad moderna.
Por ello, nos complace inaugurar una nueva era en el transporte público: la era del «Viaje Contemplativo».
A partir de hoy, su tren no «llega tarde». Su tren le está ofreciendo una oportunidad inesperada para la introspección. Ese tiempo extra en el andén o parado en un túnel oscuro no es un retraso; es un regalo. Un espacio para meditar, para leer ese libro que tenía pendiente, para terminar esa conversación de WhatsApp o, simplemente, para entablar una profunda amistad con sus compañeros de vagón basada en el trauma compartido. La hora que aparece en su billete ya no es una promesa. Es una «referencia horaria aproximada», una sugerencia, un punto de partida para su aventura personal.
Para facilitar la transición a esta nueva filosofía, implementaremos una serie de mejoras en nuestros servicios:
-
Introducción de la «Tarifa Aventura»™: Será la tarifa estándar. Con ella, usted compra un billete, pero nunca sabrá exactamente a qué hora llegará a su destino. ¡La emoción está garantizada! ¿Llegará a su reunión de trabajo? ¿Perderá esa cita médica tan importante? ¡Cada viaje será una nueva y emocionante ruleta rusa!
-
Creación de la «Tarifa Milagro»™: Para aquellos que aún se aferran a las viejas costumbres, ofrecemos esta tarifa premium. Por un módico suplemento del 500% sobre el precio base, existe una remota, casi milagrosa, posibilidad de que su tren llegue a la hora indicada. No lo garantizamos, por supuesto, pero la fe mueve montañas (aunque no siempre mueva nuestros trenes).
-
Mejora de las Infraestructuras… de Espera: Sabemos que esta nueva filosofía requiere un cambio de mentalidad. Por ello, invertiremos masivamente en la «experiencia de espera prolongada». Se instalarán máquinas de café de alta gama en los andenes, puntos de recarga USB cada cinco metros para la inevitable muerte de la batería de su móvil, y pequeñas zonas de acampada con tiendas de campaña para las «incidencias» más contemplativas. Estamos estudiando también la posibilidad de contratar psicólogos de guardia en las estaciones más concurridas.
¿Por qué ahora?
Somos conscientes de que este ejercicio de honestidad radical puede sorprenderles. La razón es simple: hemos mirado los presupuestos y la realidad de nuestras infraestructuras. Tenemos vías que vieron pasar a Alfonso XIII, sistemas de señalización que funcionan con tecnología de la Guerra Fría y una red tan compleja y parcheada que ni el que la diseñó sabe ya cómo funciona. Arreglar todo esto va a llevar tiempo. Mucho tiempo. Concretamente, dos años. Mínimo.
Así que, en lugar de mentirles cada día con excusas peregrinas, hemos decidido decirles la verdad. El servicio va a ser una basura durante los próximos dos años. Acostúmbrense.
Gracias por su confianza (y por su infinita paciencia).
Atentamente,
El Ministerio.
Y esta, amigos, es la nueva normalidad. La incompetencia ya no se esconde, se comunica. Se presenta en una rueda de prensa. Se convierte en política de Estado. No es un error, es una característica del sistema.
Es la demostración de que hemos llegado a un punto de resignación tal que el Gobierno ya no necesita ni fingir que las cosas funcionan. Nos lo dicen a la cara. Y nosotros, con la misma estoica resignación con la que aceptamos que el verano dura seis meses y que nuestro sueldo no sube, asentimos.
Así que la próxima vez que su tren de Cercanías se pare en mitad de la nada, no se enfade. Respire hondo. Recuerde que no está sufriendo un retraso. Está participando en una experiencia de «viaje contemplativo». Está siendo parte de un plan nacional. Y siéntase afortunado. Al menos, esta vez, le han avisado.