Desde la consulta del Absurdólogo de Guardia, hoy tenemos que informar de una noticia que ha llenado de júbilo los corazones de millones de conductores españoles. Una noticia que es un canto a la esperanza para todos aquellos que alguna vez han pisado el acelerador un poquito más de la cuenta. Amigos, el Gran Hermano del aire, el ojo que todo lo ve, el terror de las autovías… ha caído. Los helicópteros Pegasus de la DGT están en tierra.
¿Han sido derribados por un comando de infractores organizados? ¿Un ataque de hackers ha inutilizado sus sistemas? No, amigos. La causa es mucho más gloriosa, mucho más nuestra. Han sido derrotados por el arma más poderosa e indestructible de este país: la puta burocracia.
Se les ha caducado el contrato de mantenimiento. Y a nadie se le ocurrió renovarlo a tiempo.
Para que entiendan la magnitud de esta obra maestra de la autoderrota administrativa, hemos conseguido en exclusiva una circular interna que está circulando por los despachos de la DGT.
MEMORÁNDUM INTERNO – URGENTE Y CONFIDENCIAL
(Si esto se filtra, rodarán cabezas. Probablemente las del becario)
PARA: Todo el personal con acceso a una grapadora.
DE: Dirección General (que ahora mismo está muy, muy decepcionada).
ASUNTO: Situación de Optimización Estratégica de los Recursos Aéreos (Léase: ¿QUIÉN COÑO NO RENOVÓ EL PUTO CONTRATO?).
Estimados compañeros,
Como algunos de ustedes habrán notado por la sospechosa ausencia de zumbidos sobre sus cabezas, nuestra prestigiosa flota de helicópteros Pegasus se encuentra actualmente en una «fase de reflexión operativa». O, para que nos entendamos, están aparcados en el hangar cogiendo polvo porque a alguien se le ha olvidado un pequeño detallito: renovar el contrato para que un señor con una llave inglesa les revise el aceite.
Es una situación… subóptima. El mismo organismo que es capaz de enviarte una multa a tu casa con la velocidad de un misil balístico por ir a 53 km/h en una zona de 50, ha demostrado ser incapaz de poner un recordatorio en el Google Calendar. ¡La ironía es tan densa que se podría usar para rellenar baches!
Por ello, se inicia una investigación interna para localizar al responsable de este… «despiste».
PROTOCOLO DE BÚSQUEDA DEL EXPEDIENTE PERDIDO:
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Se ruega a todo el personal que revise exhaustivamente sus bandejas de correo no deseado, por si el email de la empresa de mantenimiento acabó junto a las ofertas de alargamiento de pene.
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Inspeccionen las notas adhesivas (Post-it) olvidadas en las pantallas de sus ordenadores. Busquen cualquier cosa que ponga «LLAMAR A PACO (EL DE LOS HELICÓPTEROS)».
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Revisen los bolsillos de las chaquetas del invierno pasado. A veces, los papeles importantes acaban ahí, junto a un pañuelo usado y un caramelo de menta pegajoso.
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El expediente de renovación del contrato de mantenimiento de la flota Pegasus TIENE QUE ESTAR EN ALGÚN SITIO. Se ofrece una recompensa de dos (2) días de asuntos propios a quien lo encuentre. Y nuestra eterna gratitud.
SOLUCIONES TEMPORALES DE VIGILANCIA AÉREA:
Mientras localizamos el expediente y/o al culpable para su posterior sacrificio ritual, la Dirección ha aprobado una serie de medidas alternativas para mantener la sensación de vigilancia:
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«Operación Cometa»: Se desplegarán cometas de gran tamaño en puntos estratégicos de las autovías, con un smartphone pegado con cinta aislante. La calidad de la imagen es deficiente y la batería dura 20 minutos, pero desde lejos da el pego.
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«Agentes en los Árboles»: Se destinarán parejas de la Guardia Civil a las copas de los árboles más altos de las principales vías. Irán equipados con prismáticos y un silbato muy potente.
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«Drones de Amazon (Interceptados)»: Se está negociando con el Ministerio del Interior la posibilidad de «tomar prestados» drones de reparto para labores de vigilancia. El principal problema es que tienden a intentar entregar paquetes en los coches en marcha.
Agradecemos su colaboración. Y recuerden: la próxima vez que vean un expediente que ponga «RENOVAR CONTRATO URGENTE», no lo usen para calzar la mesa.
Atentamente,
La Dirección.
Y esta, amigos, es la gloriosa realidad. Los infractores de España no han sido salvados por un hacker ruso, ni por un misil tierra-aire. Han sido salvados por un funcionario que, probablemente, tenía el expediente en la parte de abajo de la pila de «cosas urgentes que ya haré mañana».
Es la victoria definitiva del «vuelva usted mañana» sobre el Gran Hermano. Es la demostración de que no hay sistema de vigilancia, por muy tecnológico que sea, que pueda sobrevivir a un buen chaparrón de incompetencia administrativa. Y, en el fondo, casi que hay que dar las gracias. Porque por unos días, al menos, podremos conducir un poquito más tranquilos, sabiendo que el único ojo que nos vigila desde el cielo es el de Dios. Y, de momento, Él no pone multas.