Bienvenidos al Gran Circo de la Distracción: Crónica del Entretenimiento que nos Mantiene Cuerdos (y Tontos).

Caricatura de un circo que representa el entretenimiento moderno, con Hollow Knight, Messi y Harry Potter, como sátira de la cultura pop.

Desde la consulta del Absurdólogo de Guardia, hemos pasado la semana analizando los incendios que devoran el planeta, las guerras que no cesan y los políticos que juegan a ser estadistas. Un panorama desolador, lo sé. Pero no teman. Porque la sociedad moderna, en su infinita sabiduría, ha creado el antídoto perfecto para la depresión existencial. Ha perfeccionado el viejo «pan y circo» romano y lo ha convertido en un espectáculo de 24 horas, 7 días a la semana, retransmitido en 8K directamente a la pantalla que llevamos en el bolsillo.

Bienvenidos, damas y caballeros, al Gran Circo de la Distracción. Pasen y vean. Dejen sus problemas en la puerta y prepárense para ser deslumbrados por nuestros monstruos, nuestros héroes y nuestras maravillas tecnológicas.

Atracción Principal: La Carpa de la Nostalgia – Donde tu Infancia Vuelve para Venderte Algo.

Nuestra primera parada es la más concurrida, la que nunca falla. Porque si hay algo más poderoso que el futuro, es el pasado. O, más bien, la versión edulcorada y monetizable de nuestro pasado.

Y esta semana, en esta carpa, hemos presenciado un milagro. Un acontecimiento tan esperado, tan anhelado, que los científicos han tenido que confirmar que el infierno no se ha congelado y que los cerdos siguen sin volar. ¡Señoras y señores, Hollow Knight: Silksong ya tiene fecha de lanzamiento!

Para los no iniciados en esta religión, permítanme explicarles. Llevamos años esperando la secuela de un videojuego indie sobre un bicho con una aguja. Años de sufrimiento, de memes, de aplicarse el maquillaje de payaso en cada evento de videojuegos en el que no lo anunciaban. La comunidad ha pasado por todas las fases del duelo: negación, ira, negociación, depresión y, finalmente, una especie de aceptación nihilista. Y ahora, de repente, la luz.

Es un fenómeno fascinante. La expectación por este juego ha superado a la de la mayoría de superproducciones de Hollywood. Demuestra que, en un mundo saturado de secuelas sin alma, la gente anhela algo hecho con cariño. O quizá, simplemente, demuestra que somos unos masoquistas a los que nos encanta esperar.

Pero la nostalgia es un negocio de dos caras. Mientras unos esperan con ilusión la llegada de lo nuevo, otros asisten con pavor al regreso de lo viejo. Es el caso de los fans de Harry Potter. Se ha confirmado que uno de los actores legendarios de la saga original repetirá su papel en la nueva serie que prepara HBO.

A primera vista, es una gran noticia. Pero si uno rasca un poco, la realidad es menos mágica. No vuelve por amor al arte. Vuelve, probablemente, porque la hipoteca de Hogwarts no se paga sola. Y porque Hollywood, esa gloriosa máquina de reciclar ideas, ha descubierto que es mucho más rentable y seguro desenterrar un cadáver y reanimarlo que arriesgarse a crear algo nuevo.

Así funciona la carpa de la nostalgia: te venden tu propia infancia en cómodos plazos. Te dan una dosis de lo que amabas, lo suficiente para que sigas enganchado, mientras te preparan para la siguiente secuela, precuela o reboot que nadie ha pedido pero que todos veremos.

Atracción Secundaria: El Freak Show Tecnológico – Maravillas que no Funcionan y Soluciones a Problemas que no Existen.

Avancemos ahora a la carpa del futuro, un lugar lleno de luces de neón y promesas incumplidas. Aquí, los genios de la tecnología nos presentan sus últimas creaciones, diseñadas para hacernos la vida más fácil (y para sacarnos hasta el último céntimo).

Esta semana, Samsung ha presentado sus nuevos móviles plegables. ¡Se pliegan! ¡Como un libro! ¡Es el futuro! Un futuro que, por lo visto, también es capaz de rezar, hacerte la declaración de la renta y probablemente hasta te prepara un café. El único y minúsculo problema, un detallito sin importancia, es que la batería te dura, con suerte, hasta la hora de la merienda.

Es la metáfora perfecta de la tecnología moderna. Nos venden características espectaculares, funciones que no sabíamos que necesitábamos, pero fallan en lo más básico. Es como tener un coche volador que se queda sin gasolina a los cinco kilómetros. Pero, oye, ¡se pliega!

Y hablando de gigantes tecnológicos con soluciones ingeniosas, tenemos a Google. Esta semana ha sido condenado a pagar una multa de 425 millones de euros por rastrear nuestra ubicación sin permiso. ¿Y cómo ha reaccionado Google? Pues, básicamente, ha abierto la cartera, ha sacado 425 millones del dinero que ha ganado rastreándonos, ha pagado la multa y ha seguido a lo suyo.

Es un sistema perfecto. El crimen compensa. Es como si a un ladrón le condenan a pagar una multa de 100 euros por haber robado una cartera con 1.000 euros dentro. ¡Es un negocio redondo! El mensaje de las autoridades es claro: «Pórtate mal, pero, por favor, déjanos una pequeña comisión».

Atracción Final: La Arena de los Gladiadores – Dioses Nuevos, Viejos y Retirados.

Y llegamos a la arena, el lugar de la épica, del sudor y de los contratos multimillonarios. El deporte. Nuestro Coliseo particular.

Esta semana hemos asistido a la ascensión de un dios. Lionel Messi, en su partido de despedida de la selección argentina, ha brillado como nunca. Ha corrido, ha luchado, ha marcado. Ha demostrado una pasión y unas ganas que, curiosamente, se le veían menos en París. Es la prueba de que los dioses, como los mortales, solo rinden al 100% cuando juegan en casa, para su gente, y no para un jeque que les paga una millonada. El amor, amigos, sigue siendo el mejor doping.

Pero la arena también tiene un lado oscuro. El de los viejos gladiadores a los que se saca del asilo para una última y patética pelea. Se ha anunciado un combate de exhibición para 2026 entre Mike Tyson (60 años) y Floyd Mayweather (48).

¡La pelea geriátrica del siglo! Dos leyendas, dos hombres que un día fueron los más temidos del planeta, ahora se enfrentarán en un combate que probablemente tendrá más pausas para ir al baño que asaltos. Es el espectáculo de la decadencia. Y lo peor no es que ellos lo hagan por un último cheque. Lo peor es que nosotros lo veremos. Pagaremos por verlo. Porque nos puede el morbo de ver a nuestros héroes de la infancia arrastrándose por el ring.

Y por si fuera poco, tenemos el culebrón. La boda real de América. Taylor Swift se ha casado. Y el evento ha sido de tal magnitud que ha provocado una subida del PIB estadounidense. No es una hipérbole. Es un dato. El amor, o más bien, la venta masiva de merchandising asociado al amor, se ha convertido en una fuerza macroeconómica.

Conclusión: El Espectáculo Debe Continuar.

Y este, queridos amigos, es el circo que nos mantiene ocupados. Un mundo de secuelas nostálgicas, de tecnologías que no funcionan, de dioses del deporte y de bodas que mueven la economía.

Es un espectáculo maravilloso. Adictivo. Y, sobre todo, muy, muy ruidoso. Tan ruidoso que casi no nos deja oír el sonido de fondo. El sonido del mundo real, ese que cruje, que se rompe, que arde.

Pero no se preocupen. Porque mientras el circo siga en la ciudad, la función continuará. Porque mientras estemos mirando a la pista, no nos daremos cuenta de que la carpa entera está en llamas. Y nuestros amables líderes, que son los dueños del circo, saben perfectamente que eso es lo único que importa.

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