Desde la consulta del Absurdólogo de Guardia, hoy tenemos que comunicar una defunción. No, no ha muerto ninguna celebridad. Ha muerto algo mucho más importante. Algo en lo que creyeron nuestros padres y por lo que lucharon nuestros abuelos. Damas y caballeros, con profundo pesar, les informo de que el sueño de la propiedad ha fallecido.
El certificado de defunción lo ha emitido, con la fría solemnidad de un forense, el propio Banco de España. En su último informe, nos regala un dato que no es una estadística, es un epitafio. Un joven español de menos de 35 años necesita dedicar ONCE AÑOS Y MEDIO de su salario íntegro solo para pagar la entrada de un piso.
Repitámoslo despacio, para saborear la magnitud del disparate. Once. Años. Y medio. De todo tu sueldo. Sin comer. Sin beber. Sin pagar la luz. Sin comprarte unos calzoncillos nuevos. Viviendo del aire y de la fotosíntesis. Solo para reunir el 20% que te pide el banco para empezar a hablar de una hipoteca que te esclavizará otros 30 años.
Es la versión financiera del «no eres tú, soy yo (el mercado inmobiliario, que te odia y quiere que vivas con tus padres hasta los 45)».
Ante este panorama desolador, en esta consulta hemos decidido abandonar el análisis y pasar a la acción. Hemos elaborado una guía práctica, un tutorial definitivo para todos aquellos jóvenes valientes que, a pesar de todo, aún sueñan con tener un techo propio que no sea el de la casa de sus padres.
Aquí la tienen: «TRES SENCILLOS PASOS PARA QUE UN JOVEN COMPRE UN PISO EN ESPAÑA».
PASO 1: LA MÁQUINA DEL TIEMPO.
Este es el método más eficaz y, a la vez, el más complejo a nivel técnico. Consiste en lo siguiente:
- Construya una máquina del tiempo. Puede usar los planos de H.G. Wells o, en su defecto, un condensador de fluzo que encontrará en cualquier desguace con un poco de suerte.
- Viaje al pasado. Le recomendamos una fecha clave: 1975. El ambiente estará un poco «cargado», pero los precios inmobiliarios son una delicia.
- Localice a sus abuelos. O a sus futuros padres. Cómpreles, con el dinero que le quede del billete, varios pisos en el centro de Madrid, Barcelona o cualquier ciudad que se le ocurra. Dígales que es una «inversión a largo plazo».
- Vuelva al presente. ¡Enhorabuena! Ya es usted un «heredero». El problema de la vivienda está solucionado. Pase al siguiente capítulo de su vida.
PASO 2: LA LOTERÍA GENÉTICA.
Si el paso 1 le parece demasiado complicado por la parte de la física cuántica, no se preocupe. Hay una alternativa mucho más sencilla, aunque depende menos de usted.
- Asegúrese de nacer en una familia que ya siguió el Paso 1. Este es el requisito fundamental.
- Si ha tenido la mala suerte de nacer en una familia normal, de las que llegan a fin de mes haciendo malabares, esta guía, lamentablemente, no es para usted. Le recomendamos que pase directamente a nuestro otro tutorial: «Cómo decorar tu habitación de adolescente para que parezca el piso de un adulto funcional».
PASO 3: EL SACRIFICIO RITUAL.
Si los pasos 1 y 2 han fallado (que es lo más probable), no desespere. Aún queda una última y audaz alternativa. Requiere un poco de sacrificio, pero los resultados pueden ser… interesantes.
- Busque una encrucijada solitaria a medianoche. Lleve consigo una guitarra (aunque no sepa tocarla) y su último contrato de trabajo precario.
- Invoque a una entidad oscura. Puede ser el Demonio, un fondo buitre o un agente inmobiliario, que a menudo son la misma cosa.
- Negocie un pacto. Generalmente, le pedirán a cambio su alma, su primogénito o, en el mejor de los casos, un compromiso de permanencia de 500 años con su compañía de seguros.
- A cambio, con un poco de suerte, quizá pueda conseguir un estudio interior de 25m² en un barrio periférico. Con vistas a un patio donde el sol no ha dado desde el Cretácico. Consulte las condiciones de la letra pequeña del pacto. La calefacción, probablemente, no esté incluida.
Y esta, amigos, es la cruda, dura y jodida realidad. El sistema le está diciendo a toda una generación, la más preparada de la historia, que su único patrimonio será su suscripción a Netflix y la colección de tuppers de su madre. Que su único hogar será una habitación alquilada por un precio que es un insulto a la inteligencia y a la dignidad.
El «ascensor social» no es que se haya averiado. Es que lo han desmontado y lo han vendido por piezas. Y en su lugar, nos han dejado una escalera. Una escalera infinita, resbaladiza y que, por mucho que subas, parece que nunca te lleva a ninguna parte.
Así que, enhorabuena, Banco de España, por certificar la defunción. Ahora, si no es mucha molestia, ¿podrían ir buscando al culpable? O, al menos, decirnos dónde se compran las máquinas del tiempo.