El Descompresor: Apple Presenta el iPhone 17: Crónica de una Secta Celebrando que les Quiten 2.100€ por el Mismo Perro con Distinto Collar.

Caricatura de Tim Cook como un sacerdote en una Apple Store-iglesia presentando el nuevo iPhone a sus fieles, como sátira del consumismo tecnológico.

Desde la consulta del Absurdólogo de Guardia, hoy vamos a desconectar de la política y la economía para sumergirnos en un fenómeno mucho más profundo y revelador: la religión. Concretamente, la religión más exitosa y con mayor crecimiento del siglo XXI. No, no hablo de ninguna corriente evangélica ni de un nuevo culto oriental. Hablo, por supuesto, del Appleísmo. Y como cada septiembre, ha llegado su día santo, su cónclave, su momento de revelación divina: la Keynote.

Lo que hemos presenciado hoy no ha sido la presentación de un producto. Ha sido una liturgia. Una misa solemne oficiada desde el altar mayor de la tecnología, la Catedral de Cupertino, también conocida como el Steve Jobs Theater. Y yo, como humilde cronista de los absurdos de nuestro tiempo, he asistido a la ceremonia para desgranarles sus ritos y sus dogmas.

El Preludio: La Llamada a los Fieles

Todo comienza semanas antes, con la convocatoria. Un simple email, un críptico eslogan en una invitación. Es la fumata blanca que anuncia al mundo que el Sumo Sacerdote, Tim Cook, está listo para hablar. Millones de fieles en todo el planeta marcan la fecha en sus calendarios. Se preparan. Hacen ayuno digital (es decir, no compran ningún otro gadget esa semana). La expectación es máxima. No esperan un nuevo teléfono. Esperan una revelación.

El Rito de Apertura: La Homilía del Sumo Sacerdote

La ceremonia arranca. Las luces se apagan. Una música épica, que parece compuesta por Hans Zimmer para la escena final de una película de superhéroes, inunda la sala. Y entonces, aparece él. Tim Cook. El Sumo Sacerdote. Con su uniforme ceremonial (jersey de cuello alto o camisa por fuera, dependiendo de la estación litúrgica) y su sonrisa serena, casi beatífica.

Su sermón de apertura no habla de especificaciones técnicas. Habla de «cambiar el mundo», de «enriquecer la vida de las personas», de «crear herramientas para la creatividad». No está vendiendo un producto, está reafirmando los dogmas de la fe. Nos recuerda los milagros pasados (el primer iPhone, el iPad) y nos prepara para los que están por venir. Es una homilía diseñada para recordarle a la congregación por qué están ahí, por qué creen, por qué cada año renuevan su fe (y su terminal).

La Liturgia de la Palabra: La Revelación de los Milagros

Tras el sermón, llega el momento de la verdad. Varios sacerdotes menores, ingenieros y diseñadores con un aspecto cuidadosamente casual, suben al púlpito para anunciar los milagros del nuevo año. Y, como cada año, los milagros son… sutiles. Pero la forma en que se presentan es lo que los convierte en epifanías.

  • El Primer Milagro: La Transfiguración de la Cámara.
    Este año, la cámara del iPhone 17 no es simplemente mejor. Es «mágica». Gracias a su nuevo «procesamiento fotónico profundo», ahora es capaz de capturar no solo la imagen, sino «el alma de tus recuerdos». Nos enseñan una foto de un gato. Y no es un gato. Es la esencia misma de la felinidad capturada en 48 megapíxeles. La congregación emite un suspiro de asombro. Su cámara actual, la del iPhone 16, que hasta hace cinco minutos era la mejor del mundo, ahora les parece una patata con un agujero.
  • El Segundo Milagro: El Don de la Celeridad.
    El nuevo procesador, el A19 Bionic Pro Max Ultra (o como coño se llame), no es un 3% más rápido que el anterior. Es un «salto cuántico en el rendimiento». Nos muestran un gráfico con una barra que sube vertiginosamente. No entendemos qué significa, pero la barra sube mucho. Este nuevo chip permitirá que los juegos se vean un poco mejor y que puedas abrir la app del tiempo 0,001 segundos más rápido. Es el milagro de la velocidad, un don divino que te acercará un poco más a la omnipotencia.
  • El Tercer Milagro: La Multiplicación de los Miliamperios.
    La batería, ese eterno sufrimiento de los fieles, ha sido bendecida. Ahora dura «hasta 45 minutos más». ¡Tres cuartos de hora! Es el milagro de la multiplicación de la autonomía. 45 minutos más para ver TikToks en el baño. La congregación llora de la emoción.
  • El Cuarto Milagro: La Revelación Cromática.
    Y llega el milagro estético. El que apela directamente al alma. El nuevo color. Este año, Apple nos bendice con el «Gris Cósmico». No es el «Gris Espacial» del año pasado. No. Es Cósmico. Es un tono que, según el diseñador (un señor británico que habla con la solemnidad de quien describe la Capilla Sixtina), ha sido inspirado por «el silencio que existe entre las nebulosas». No es un color. Es un estado de ánimo. Es poesía.

El Rito del Sacrificio: La Ofrenda Sagrada

Y llega el clímax de la ceremonia. El momento en que la fe se pone a prueba. El Sumo Sacerdote, con una pausa dramática, revela el precio. 2.100 euros. No es un precio. Es una «ofrenda». Es el sacrificio que los fieles deben hacer para alcanzar la salvación tecnológica. Es la demostración de su devoción. Un silencio reverencial inunda la sala, seguido de un murmullo de aceptación. El precio es alto, sí, pero el paraíso nunca fue barato.

La Conversión y la Eucaristía Final

En ese preciso instante, ocurre el verdadero milagro. No en el escenario, sino en el corazón de millones de personas que ven la ceremonia desde sus casas. Su teléfono actual, ese por el que pagaron 1.800 euros hace apenas un año y que funciona a la perfección, se convierte en una reliquia inútil, en un pedazo de chatarra obsoleta. Nace en ellos una necesidad pura, casi existencial, de poseer el nuevo objeto sagrado. Es una conversión. Han visto la luz. Y la luz tiene la forma de un iPhone 17 en color Gris Cósmico.

La ceremonia termina. El Sumo Sacerdote da las gracias. Y millones de fieles se lanzan a la web para hacer la pre-reserva, para entregar su ofrenda. Es la eucaristía final, el acto que les confirma como miembros de la iglesia.

Y así, amigos, es como funciona la religión más poderosa del planeta. No necesita dogmas complejos ni libros sagrados. Solo necesita una buena presentación en Powerpoint, un par de milagros incrementales y una legión de fieles dispuestos a creer que la felicidad, este año sí, viene con un puerto USB-C un poco más rápido. Amén.

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