(La pantalla está en negro. Suena una música de sintetizador suave, de esas que prometen paz interior pero que en realidad esconden un vacío existencial. Una voz robótica, pero extrañamente cálida y condescendiente, comienza a hablar.)
VOZ DE LA IA: Bienvenido a KnowleGulp™. La experiencia de lectura, optimizada. ¿Estás listo para absorber tu dosis diaria de conocimiento sin el tedioso proceso de… bueno, ya sabes… leer? Perfecto. Relájate. Cierra los ojos. Hoy, en nuestro menú de Clásicos Express, tenemos La Metamorfosis de Franz Kafka. Duración total del gulp: 3 minutos. Empezamos.
(Suena un ligero zumbido, como el de un microondas.)
VOZ DE LA IA: Inhala… y visualiza el conocimiento. Introducción. Gregor Samsa. Viajante de comercio. Se preocupa por su familia. Exhala… y libera el esfuerzo. Nudo. Gregor se despierta convertido en un insecto gigante. Su familia se asusta. Le da asco a su padre. Le tiran manzanas. Se aísla en su cuarto. Pierde su humanidad. Conclusión. Gregor muere solo, de inanición y tristeza. Su familia se siente aliviada y se va de vacaciones. Fin del gulp.
(Un pequeño ‘ding’ de notificación.)
VOZ DE LA IA: Felicidades. Has procesado La Metamorfosis. Tu nivel de cultura ha aumentado en 0.01 puntos. Tu eficiencia ha aumentado en un 15%. Ahora eres capaz de citar el argumento principal en una conversación casual para parecer interesante. ¿Siguiente gulp? Tenemos «En Busca del Tiempo Perdido» de Proust. Duración estimada: 14 minutos, con especial énfasis en el concepto «magdalena».
El Bisturí del Absurdólogo: La Autopsia de la Cultura Masticada
Lo que acaban de leer es, apenas, una exageración. La última plaga que se extiende por los desiertos intelectuales de los gurús de la productividad y los adictos al desarrollo personal es esta: los audio-resúmenes de libros generados por Inteligencia Artificial. La promesa es irresistible: consume la sabiduría de los grandes clásicos y los bestsellers del momento en cómodas píldoras de 15 minutos mientras haces crossfit o preparas tu café con leche de avena.
He decidido sacrificar mi salud mental por el bien del periodismo y he probado varias de estas aplicaciones. Y puedo confirmar que esta tendencia no es el futuro de la lectura. Es la autopsia del pensamiento, servida con la voz monótona de un GPS deprimido.
Esto no es leer. Es, como mucho, coleccionar cromos de argumentos. Es la cultura convertida en un spoiler glorificado. Es el equivalente intelectual a alimentarse exclusivamente de pastillas de vitaminas: puede que te mantenga vivo, pero te estás perdiendo el solomillo, el vino, la conversación de la sobremesa y, en definitiva, el placer de comer.
1. El espejismo del conocimiento: La bulimia intelectual
Estas aplicaciones no te venden conocimiento, te venden la ilusión de conocimiento. Te permiten acumular títulos en tu «biblioteca virtual» para sentirte productivo. «Esta semana me he leído 20 libros», dirá el tecno-emprendedor en una reunión, cuando lo que ha hecho ha sido tragarse 20 sinopsis vitaminadas.
El problema es que un libro no es solo su argumento. Un libro es su ritmo, su voz, su estilo. Es la frase que te obliga a detenerte y releer. Es el párrafo que te hace sentir algo. Es la descripción que te transporta a otro lugar. Es el viaje, no el destino. Los resúmenes por IA le arrancan el alma a la obra, la filetean y te presentan un esqueleto de datos fríos. Te dicen que el Capitán Ahab estaba obsesionado con una ballena, pero no te hacen sentir el sabor a sal, la locura en sus ojos ni el crujir de la madera del Pequod.
2. La muerte del pensamiento crítico y la empatía
Leer de verdad es un acto de esfuerzo. Requiere concentración, interpretación y paciencia. Te obliga a conectar ideas, a cuestionar al narrador, a ponerte en la piel de personajes que no tienen nada que ver contigo. Es un gimnasio para la empatía y el pensamiento crítico.
Los audio-resúmenes son el antónimo de todo eso. Son un producto pasivo, pre-digerido. No hay espacio para la interpretación; la IA ya te dice lo que «significa» el libro. No hay tiempo para la empatía; los personajes son meros peones en un resumen de puntos clave. Esta tecnología no está diseñada para que pienses, está diseñada para que consumas y pases al siguiente «contenido». Nos está entrenando para ser procesadores de datos, no pensadores.
3. La tiranía de la eficiencia: Optimizar hasta el alma
La existencia de estas aplicaciones es el síntoma más claro de una enfermedad cultural: la obsesión por optimizar cada segundo de nuestra existencia. Hemos convertido el ocio en una tarea más de nuestra lista de quehaceres. Ya no leemos por placer, por curiosidad o por evasión. «Leemos» para ser más competitivos, para tener más temas de conversación, para añadir una nueva habilidad a nuestro perfil de LinkedIn.
Hemos interiorizado tanto el lenguaje del capitalismo que hasta el acto de leer un libro tiene que tener un ROI (retorno de la inversión) medible. Y si el viaje de leer a Dostoievski durante un mes puede ser «optimizado» en un resumen de 15 minutos, ¿para qué «perder el tiempo»?
Pues bien, aquí va una idea revolucionaria: perder el tiempo es, precisamente, el objetivo. Perderse en una novela, divagar con un ensayo, luchar con un poema… ese tiempo «improductivo» es el que nos enriquece, nos transforma y, en definitiva, nos hace humanos.
Así que la próxima vez que alguien te diga con orgullo que se ha «leído» cinco libros durante el desayuno, no sientas envidia. Siente lástima. No ha ganado tiempo; ha perdido la oportunidad de vivir cinco vidas diferentes. Y eso, ninguna aplicación te lo podrá devolver jamás.