Manual para Quemar a un Hereje en la Hoguera Digital: el Caso Perico Delgado.

Caricatura de Perico Delgado siendo atacado por la cultura de la cancelación tras sus críticas a la politización de La Vuelta.

Buenas noches, y bienvenidos al último rito de la jornada: la caza de brujas. Esta noche, en nuestro Bombazo de Medianoche, vamos a analizar el auto de fe que la Inquisición de lo Políticamente Correcto ha preparado para su última víctima. Un hombre cuyo único crimen ha sido cometer el pecado más imperdonable de nuestro tiempo: decir la verdad. Su nombre: Pedro Delgado. Para nosotros, simplemente, Perico.

La Crónica del «Crimen»: Sentido Común en Directo

Para entender la magnitud de la herejía, recapitulemos los hechos, esos pequeños detalles que tanto molestan a los que ya tienen la sentencia escrita. La Vuelta a España, como ya analizamos en [nuestro artículo sobre su caótico final], termina en un bochornoso espectáculo. Unos manifestantes «pacíficos» revientan la etapa final, se enfrentan a la policía y mandan a 22 agentes al hospital.

Y entonces, durante la retransmisión en directo en la televisión pública, Perico Delgado, ese hombre que es patrimonio nacional, ese ciclista legendario que nos hizo soñar en los 80, ese comentarista que es la voz del ciclismo para toda una generación, se atreve a hacer lo impensable. Se atreve a llamar a las cosas por su nombre.

Con la naturalidad del hombre de pueblo que es, condena la violencia. Dice que «no se puede permitir». Expresa su solidaridad con la policía herida. Critica que se use un evento deportivo como un campo de batalla político. En resumen: aplica el sentido común. Y firma su sentencia de muerte.

La Reacción: ¡A la Hoguera con el Facha!

Lo que ha ocurrido desde entonces es un manual perfecto de cómo funciona la maquinaria de cancelación de la izquierda mediática. Es un proceso en tres actos, tan predecible como una película de sobremesa.

Acto I: La Acusación (Reducción al Absurdo).
Inmediatamente, la jauría digital se lanza a la yugular. ¿Ha condenado Perico la violencia? ¡No! Lo que ha hecho, según los sumos sacerdotes de Twitter, es «blanquear el fascismo», «atacar el derecho a la protesta» y «demostrar su sesgo de ultraderecha». Convierten una defensa de la convivencia en un ataque a la libertad. Reducen una opinión de sentido común a una caricatura ideológica. Perico Delgado ya no es un deportista, es un «facha».

Acto II: La Exigencia de Castigo (La Purga Estalinista).
Una vez etiquetado el hereje, se exige su cabeza. Columnistas de medios afines al Gobierno, tertulianos con carnet de progresista y activistas de sofá empiezan a pedir, con una espuma de rabia en la boca, que RTVE lo despida. ¡Cómo se atreve la televisión pública a tener en nómina a alguien que no repite como un papagayo el argumentario oficial! Exigen una purga. Quieren su trofeo. Quieren que la cabeza de Perico ruede para que sirva de escarmiento a cualquiera que, en el futuro, se atreva a salirse del guion.

Acto III: El Silencio Cómplice del Poder.
Y mientras la jauría ladra, ¿qué hace el poder? ¿Qué hace el Gobierno que, teóricamente, debería defender la libertad de expresión de todos los ciudadanos? Silencio. Un silencio atronador. Un silencio que otorga. Porque, en el fondo, les viene de maravilla. La caza de brujas contra Perico Delgado desvía la atención del verdadero escándalo: la bochornosa gestión de su Ministro del Interior, que calificó de «pacífica» una manifestación que mandó a 22 de sus propios hombres al hospital.

¿Por Qué Perico? La Anatomía de un Héroe Involuntario

¿Y por qué el ataque a Perico Delgado es tan virulento? Porque Perico no es un tertuliano de derechas. No es un político del PP. No es uno de «los suyos». Y eso es lo que les jode.

Perico Delgado es pueblo. Es un hombre normal, un segoviano de pura cepa, que habla con la sencillez y la lógica aplastante de la gente que no ha sido contaminada por el cinismo de la política. No habla desde una trinchera ideológica, habla desde el sentido común. Y eso, para los sumos sacerdotes de la polarización, es una amenaza insoportable. Porque desmonta su farsa.

Cuando Perico Delgado, un tipo querido por todo el mundo, un icono que trasciende ideologías, dice que pegar a un policía está mal, desarma por completo el relato de la «violencia legítima». Por eso tienen que destruirlo. Por eso tienen que convertirlo en un «facha». Porque si admitieran que lo que dice Perico es, simplemente, una obviedad, todo su castillo de naipes moral se vendría abajo.

Esta caza de brujas no va sobre Perico Delgado. Va sobre nosotros. Es un aviso a navegantes. Es un mensaje muy claro: «O estás con nosotros, o estás contra nosotros. No hay término medio. No hay espacio para la opinión propia. O repites nuestra verdad, o te convertiremos en un apestado».

Hoy, en el bombazo de medianoche, no vamos a analizar una chapuza. Vamos a rendir homenaje a un acto de valentía. La valentía de un hombre bueno que, en un mundo de cínicos, se atrevió a decir lo que pensaba. Y nos recordó que, a veces, el gesto más heroico no es ganar un Tour de Francia en los Lagos de Covadonga. Es, simplemente, no tener miedo a decir la verdad en un plató de televisión.

Buenas noches. Y que la lucidez de Perico Delgado nos sirva de guía en estos tiempos oscuros.

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