Estimados lectores, feligreses del absurdo, náufragos del sentido común,

Caricatura de El No-Noticiario resistiendo un ataque, como sátira de la censura y la libertad de expresión.

Si en la madrugada de hoy, entre las 5:24 y las 15:30, han intentado acceder a este humilde rincón de internet y se han encontrado con un desolador mensaje de error, no, no era un simulacro. Tampoco era que nuestro servidor funcionara con la misma eficiencia que la web del SEPE. La verdad es más simple y, a la vez, más reveladora: hemos sufrido un ataque.

Algún alma caritativa, algún defensor de la pureza ideológica, algún campeón de la piel fina, ha decidido que nuestras crónicas, nuestras autopsias y nuestras predicciones eran demasiado peligrosas para la salud mental del rebaño. Y ha intentado silenciarnos. Ha intentado, en el lenguaje de los cobardes, apagar la luz para que no se vean las cucarachas.

Y tenemos que admitir una cosa: durante unas horas, lo ha conseguido.

Pero estamos de vuelta. Y estamos de vuelta no solo con los servidores restablecidos, sino con la convicción reforzada. Porque este ataque a El No-Noticiario es, en realidad, el mayor halago que podíamos recibir. Es la confirmación de que estamos haciendo bien nuestro trabajo. Es la medalla al mérito que nos cuelgan los que temen a la única arma que utilizamos aquí: la risa.

Este blog nació hace apenas un mes, primero como un experimento en Blogger y ahora como una trinchera con dominio propio. Y desde el primer día, la misión de nuestros Absurdólogos de Guardia y de nuestro venerado Astrologus Infaustus ha sido la misma: poner un espejo delante de la realidad. Un espejo de feria, de esos que deforman, que exageran, que te sacan los colores y te obligan a reírte de tu propia y ridícula imagen.

Nuestra línea editorial es, y siempre será, el caos. No nos casamos con nadie. Nuestro bisturí disecciona con el mismo entusiasmo la chapuza de un gobierno de izquierdas que la hipocresía de una oposición de derechas. Nos reímos del político que se va a Andorra mientras el país arde y del que revienta una huelga en nombre del «progreso». Porque la estupidez, amigos, no entiende de ideologías. Es maravillosamente transversal.

Por eso, que quede claro para los que se esconden detrás de una pantalla y un ataque de denegación de servicio:

Nos da exactamente igual que seas del PSOE, del PP, de VOX, de Sumar, de ERC, de Junts, de Bildu, del PNV, de Coalición Canaria, de UPN o del BNG. Si haces el ridículo, te caerá un artículo.

Nos importa un pimiento si tu ídolo es Trump, Sarkozy, Milei o el Che Guevara. Si tu líder dice una tontería, nos reiremos de ella.

Nos trae sin cuidado si te ofendes. De hecho, si te ofendes, es que probablemente hemos dado en el clavo. La libertad de expresión, tal y como la entendemos aquí, no consiste en decir solo lo que los demás quieren oír. Consiste, precisamente, en decir lo que más les jode. Sobre todo, a los que están arriba.

El ataque a El No-Noticiario de hoy es un síntoma de una enfermedad de nuestro tiempo: la dermocriptoriosis, la epidemia de la piel fina. Una patología que hace que algunos confundan la sátira con un insulto personal y la crítica con un crimen de odio. Creen que la mejor forma de ganar un debate no es con argumentos, sino con la censura.

A todos ellos, les tenemos una mala noticia: han fracasado. Y les hacemos una sugerencia: si no les gusta nuestra opinión, si nuestra forma de tratar las noticias les provoca urticaria, hagan su propio no-noticiario. Creen un espacio a su gusto y semejanza, un mundo feliz donde solo se critique al enemigo y se aplaudan las miserias propias. Son libres de hacerlo.

Pero a nosotros, déjennos en paz.

Porque nosotros vamos a seguir. Vamos a seguir con más ganas, con más fuerza y, si cabe, con más mala leche. Porque cada vez que alguien intenta callarnos, nos recuerda por qué empezamos a gritar.

Gracias a todos los que habéis esperado pacientemente. La consulta del Absurdólogo vuelve a estar abierta. Y la función, queridos amigos, debe continuar.

Atentamente,
La Dirección (del manicomio).

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