Game Over: Netanyahu Anuncia que Nunca Habrá un Estado Palestino y que el Objetivo del Juego Siempre fue Quedarse con el Tablero.

Caricatura de Netanyahu y el Estado Palestino, mostrando al líder israelí volcando un tablero de Risk, como sátira de su anuncio.

Buenas tardes, feligreses del absurdo. Acomódense, porque lo que vamos a analizar hoy no es una simple noticia. Es el final de una era. Es el último capítulo de la serie más larga y sangrienta de la geopolítica moderna. Es el momento en que uno de los jugadores, tras 80 años de una partida de Risk interminable, ha decidido dar un puñetazo en la mesa, mandar a la mierda las reglas y anunciar que, por cierto, se queda con todo.

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, en un acto de sinceridad tan brutal que hiela la sangre, ha declarado que, mientras él esté al mando, nunca habrá un Estado Palestino.

El Fin de la Gran Farsa Diplomática

Durante décadas, el mundo ha vivido instalado en una cómoda ficción. Una fantasía llamada la «solución de los dos estados». Era el mantra que repetían los diplomáticos en los pasillos de la ONU. Era el objetivo de los acuerdos de paz. Era la zanahoria que se le ponía al burro para que siguiera caminando. Una zanahoria que, como ahora vemos, nunca existió.

La declaración de Netanyahu es la confirmación de lo que muchos sospechaban y pocos se atrevían a decir en voz alta: que todo era una farsa. Que mientras la comunidad internacional jugaba a las casitas diplomáticas, organizando cumbres, redactando comunicados y expresando su «profunda preocupación», la realidad sobre el terreno iba en una dirección completamente opuesta.

La «solución de los dos estados» no era una solución. Era un entretenimiento. Un tranquilizante. Una forma de mantener a todo el mundo ocupado, debatiendo sobre el sexo de los ángeles, mientras la colonización, ladrillo a ladrillo, iba haciendo que esa solución fuera físicamente imposible. Como ya hemos analizado en [nuestro artículo sobre la hipócrita postura del COI], las grandes organizaciones internacionales son expertas en mirar para otro lado.

La Crónica de la Partida de Risk

Imaginemos la escena, que ha durado casi un siglo:

  • La Fase de Despliegue (1948 – 1990): Los jugadores colocan sus fichas en el tablero. Hay movimientos de tropas, alianzas, guerras relámpago. El jugador israelí, con el apoyo incondicional del jugador estadounidense, consolida sus posiciones.
  • La Fase Diplomática (1990 – 2020): Empiezan las tiradas de dados. Se firman acuerdos (Oslo, Camp David…). Los jugadores mueven sus fichas, pero con mucha cautela. El jugador de la ONU, en su papel de hermano mayor, intenta mediar para que no se peguen, pero su autoridad es nula. Mientras tanto, el jugador israelí, en cada turno, va colocando una nueva ficha, un nuevo «asentamiento», en el territorio del rival. «Son solo puestos de avanzada defensivos», le dice al de la ONU. Y el de la ONU asiente y se lo apunta en su libretita.
  • La Fase Final (Ahora): Tras décadas de partida, el tablero está lleno. El territorio palestino es un queso Gruyère, un archipiélago de ciudades aisladas en un mar de colonias. Y es en este momento cuando el jugador israelí, Netanyahu, decide que ya se ha cansado de jugar. Se levanta, mira a los demás jugadores y dice: «Por cierto, todo esto es mío. La partida ha terminado. He ganado yo».

La reacción del resto de jugadores es la de siempre. Estados Unidos dirá que «apoya una solución de dos estados» pero que «entiende las preocupaciones de seguridad de Israel». La Unión Europea expresará su «profunda preocupación» y anunciará que va a crear un comité. Y la ONU, probablemente, redactará un informe demoledor que nadie leerá. El mundo, tal y como reflejan medios como [Al Jazeera] o [Reuters], asiste impotente a la demolición de su propio relato.

El Epitafio de la Esperanza

La declaración de Netanyahu sobre el Estado Palestino es de una claridad aterradora. Ha matado la ambigüedad. Ha matado el eufemismo. Ha matado la última y más remota esperanza de una solución pacífica y justa.

Lo que nos está diciendo no es solo que no habrá un Estado Palestino. Nos está diciendo que el Derecho Internacional es una sugerencia. Que las resoluciones de la ONU son papel mojado. Que, en el mundo real, la única ley que importa es la del más fuerte.

Es un mensaje que resuena mucho más allá de Oriente Medio. Es un mensaje para el mundo entero. Un mensaje que dice que las reglas solo se aplican a los débiles.

Y mientras el mundo «civilizado» debate qué nivel de «preocupación» debe expresar en su próximo comunicado, la colonización, como ha prometido Netanyahu, continuará. Ladrillo a ladrillo. Olivo a olivo. Hasta que del sueño de un Estado Palestino no quede, literalmente, ni el terreno para construirlo.

Disfruten de la comida. Hoy, en el menú, se sirve un plato muy frío: la cruda realidad. Y me temo que es lo único que nos va a quedar para cenar durante mucho, mucho tiempo.

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