Recibimos en la consulta una carta que llega con el eco de una notificación del banco, esa melodía agridulce que marca el inicio y el fin de nuestras esperanzas cada mes.
Estimado Absurdólogo,
Acabo de cobrar. Ha sido hoy, día 1 de octubre. Durante unos gloriosos quince minutos, he sido el rey del mundo. He abierto la app del banco y he visto una cifra con cuatro ceros. Me he sentido poderoso. He pensado en comprarme un yate, o al menos, unas zapatillas nuevas.
Luego, ha empezado la masacre. Ha llegado el recibo del alquiler, que parece el rescate de un rey. Después, la luz, el agua, el gas, internet, el seguro del coche, la cuota del gimnasio (al que no voy desde enero)… Doctor, mi saldo bancario ahora mismo se parece al resultado de un partido de tenis: 6-0, 6-0.
Mi pregunta es: ¿por qué el dinero dura menos que la batería de un móvil de oferta? ¿Es normal ser millonario a las 9 de la mañana y pobre a las 11?
Atentamente,Un Millonario de Fin de Semana (o, más bien, de un par de horas).
Estimado Millonario de un Par de Horas,
Lo que usted ha experimentado es el fenómeno conocido como «el espejismo de la nómina». Es un ciclo tan predecible y tan trágico como una telenovela griega. Su sueldo, mi querido amigo, tiene una esperanza de vida más corta que la de una mosca de la fruta con problemas de colesterol.
Analicemos juntos las fases de este breve y dramático ciclo vital, para que comprenda que su caso no es único, sino el pan nuestro de cada día (si es que nos llega para comprar pan).
Fase 1: El Nacimiento (La Inyección de Euforia)
La hora: Aproximadamente a las 00:01 del día 1 del mes.
El evento: Una notificación push en su móvil. Un sonido celestial. «Su empresa le ha ingresado la nómina».
El sentimiento: Felicidad pura. Poder. Usted se siente como el Tío Gilito nadando en su depósito de monedas. Repasa mentalmente todos los caprichos que se va a dar. «Este mes sí», se dice a sí mismo, con la ingenuidad de un niño en la mañana de Reyes.
Fase 2: La Breve Juventud (El Esplendor Efímero)
Duración: Entre 15 minutos y, con suerte, 24 horas.
Actividad: Usted mira su saldo bancario cada cinco minutos, solo por el placer de verlo. Hace planes. Quizá reserva esa casa rural. Se permite comprar el café caro. Durante este breve lapso, usted es el dueño de su destino. El mundo es suyo.
Fase 3: La Madurez y el Ataque de los Depredadores (La Masacre)
El evento: El banco, esa entidad que le cobra por guardarle un dinero que en realidad no es suyo, empieza a hacer su trabajo. Comienzan a llegar los recibos.
Los Depredadores:
* El Alquiler/Hipoteca: Es el Tiranosaurio Rex de las facturas. Llega el primero y se lleva el trozo más grande del pastel.
* Los Suministros (Luz, Agua, Gas): Son una manada de velociraptores. No son tan grandes como el T-Rex, pero atacan en grupo y no dejan ni los huesos.
* Internet y Móvil: La piraña tecnológica. Una mordida fija y dolorosa.
* Suscripciones Varias (Netflix, Spotify, HBO…): Son los mosquitos. Pequeñas picaduras que, sumadas, le desangran lentamente sin que se dé cuenta.
* El Gimnasio: El parásito de la culpa. La cuota que paga por un servicio que no usa, solo para mantener la ficción de que algún día será una persona sana.
Fase 4: La Vejez Prematura y la Muerte (El Resto del Mes)
El evento: Tras la masacre, usted vuelve a mirar su cuenta. La cifra gloriosa de la mañana se ha convertido en un número triste y solitario.
El sentimiento: Resignación. Depresión. Aceptación.
Actividad: Empieza el modo «supervivencia». Se convierte usted en un maestro de la economía de guerra. Come pasta con atún, cancela los planes y su frase más repetida es «este mes no me da». Su sueldo ha muerto. Larga vida al próximo sueldo.
Diagnóstico y Tratamiento
Usted no es un mal gestor. Usted es un ciudadano normal en una economía diseñada para que el dinero fluya siempre hacia arriba.
Diagnóstico: Padece usted el «síndrome de la riqueza efímera».
Tratamiento: No hay cura, solo paliativos.
- Saboree el momento. Cuando cobre, tómese esos 15 minutos de gloria. Siéntase millonario. Es su derecho.
- Automatice la masacre. Programe los pagos para que no tenga ni que verlos. Que la sangría ocurra mientras duerme. Es menos doloroso.
- Adopte el «presupuesto de la cebolla». Un presupuesto con tantas capas de recortes que le hará llorar cada vez que lo mire.
- Ríase. Es lo único que nos queda. Ríase de la absurda carrera de la rata en la que estamos todos metidos.
No se preocupe. En unos 29 días, volverá a sentirse rico durante otros quince minutos. Y ese, amigo mío, es el motor que mantiene este maravilloso sistema en marcha.
Atentamente,
El Absurdólogo de Guardia.
