Desde la consulta del Absurdólogo de Guardia, hoy tenemos que hablar de seguridad. De alta seguridad. De protocolos que harían que la protección del Presidente de los Estados Unidos pareciera la de un concierto de pueblo. Esta semana, el Amado Líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, ha visitado a su colega Vladímir Putin en Rusia. Y con él, ha desplegado su arma más secreta y eficaz: el Equipo de Élite de Bioseguridad y Limpieza de Restos Biológicos Presidenciales.
Hemos conseguido, a través de fuentes de dudosa fiabilidad pero con un gran sentido del humor, una copia filtrada de su manual de operaciones. Y es, sencillamente, una obra maestra de la paranoia.
MANUAL DE OPERACIONES CLASIFICADO – UNIDAD «BORRA Y CUENTA NUEVA»
(Solo para ojos del personal autorizado. Si usted no es personal autorizado y está leyendo esto, por favor, proceda a ingerir el documento y a esperar la visita de nuestros amables agentes).
Introducción:
El cuerpo del Amado Líder es un tesoro nacional. Cada célula, cada cabello, cada partícula de piel es un secreto de Estado. El enemigo imperialista anhela obtener una muestra de su sagrado ADN. ¿Para qué? Las posibilidades son aterradoras: analizar su estado de salud, descubrir si es intolerante a la lactosa o, en el peor de los casos, clonarlo y crear un ejército de gorditos para desestabilizar la región. Nuestra misión es evitarlo a toda costa.
PROTOCOLO 7: LA SILLA PRESIDENCIAL (Alias «Operación Posaderas Sagradas»)
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Fase 1 (Pre-Posado): Antes de que el Amado Líder se siente, el Agente 1 (nombre en clave «Don Limpio») esterilizará la silla con alcohol isopropílico al 99% y un paño de microfibra previamente bendecido por un monje juche. Se pasará un detector de micro-micrófonos y de nano-recolectores de ADN.
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Fase 2 (Post-Posado): En el instante en que el Amado Líder se levante, se activa el protocolo. El Agente 2 («El Pinzas») se abalanzará sobre la silla y, con pinzas de titanio esterilizadas, recogerá cualquier posible resto biológico (cabellos, escamas de piel, hilos de su traje). Cada resto será introducido en una bolsa hermética individual. El Agente 3 («El Incinerador») procederá a la incineración in situ de la silla con un lanzallamas portátil de alta precisión. Si la incineración no es posible (por ejemplo, en un palacio histórico con cortinas inflamables), se procederá a desmontar la silla y a disolverla en ácido sulfúrico.
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Fase 3 (Contención de Flatulencias): En el improbable caso de una emisión gaseosa presidencial (Código «Viento Divino»), el Agente 4 activará un dispositivo de succión de aire de alta potencia para capturar las partículas y evitar que el ADN se propague por la sala.
PROTOCOLO 12: GESTIÓN DE UTENSILIOS (Alias «Operación Tenedor Traicionero»)
Los cubiertos, vasos y platos que toque el Amado Líder son considerados material de alto riesgo.
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Fase 1 (El Brindis): Si el Amado Líder brinda, el Agente 5 deberá intercambiar su copa por una idéntica en el último segundo, antes de que el enemigo pueda obtener una muestra de saliva del borde.
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Fase 2 (La Comida): Cualquier resto de comida dejado en el plato será recogido y analizado. Si el Amado Líder no se termina el último langostino, este no se tira. Se convierte en secreto de Estado.
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Fase 3 (Destrucción): Toda la vajilla utilizada será pulverizada hasta convertirla en arena fina y esparcida en un lugar no revelado del Mar de Japón.
APÉNDICE B: NOTA SOBRE EL CENICERO PRESIDENCIAL
Es de conocimiento público que el Amado Líder disfruta de un buen cigarrillo.
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Punto 1: El Amado Líder no fuma. Exhala sabiduría en forma de humo.
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Punto 2: Las colillas son el Santo Grial para el espía enemigo. Contienen una cantidad ingente de ADN.
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Punto 3: Por ello, cada vez que el Amado Líder termine un cigarrillo, el agente de menor rango del equipo tendrá el inmenso honor de ingerir la colilla. Esto garantiza la destrucción total e irreversible del material genético. Es un acto de sacrificio por la patria. Y, según nos informan, tiene un agradable regusto a victoria.
Y esta, amigos, es la gloriosa realidad. Vivimos en un mundo donde un hombre que posee armas nucleares, capaces de borrar ciudades del mapa, tiene como principal preocupación que alguien le robe un pelo. No teme a un misil Tomahawk, teme a una prueba de paternidad. Teme que la CIA descubra que es alérgico al marisco o, peor aún, que le clonen.
Aunque pensándolo bien, un ejército de clones de Kim Jong-un podría no ser tan mala idea. Al menos, sabríamos que en las cumbres internacionales nunca faltarían el queso y el buen coñac. Y las sillas, por supuesto, serían de un solo uso.