Rusia le Apaga el GPS al Avión de Von der Leyen, que Aterriza Usando un Mapa de Carreteras y Mucha Fe.

Caricatura de Ursula von der Leyen usando un mapa de carreteras para pilotar su avión tras un ataque de GPS ruso, como sátira de la guerra híbrida.

Desde la consulta del Absurdólogo de Guardia, hoy tenemos que hablar de la guerra moderna. Olviden las trincheras, olviden los misiles. La guerra del siglo XXI es mucho más sutil, más elegante y, a su manera, mucho más humillante. Es una guerra de ondas, de señales, de bytes. Y esta semana, hemos asistido a una lección magistral impartida por nuestros queridos amigos del Kremlin.

EL VUELO PLACENTERO (LA CALMA ANTES DE LA CHAPUZA)

Imaginen la escena. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, vuela plácidamente a 10.000 metros de altura sobre el Mar Báltico. Su avión, un Airbus oficial, es una maravilla de la ingeniería europea. Un templo de la tecnología con más pantallas que un MediaMarkt. Ella, probablemente, está en su asiento de cuero, revisando un informe de 500 páginas sobre la curvatura del pepino o la sostenibilidad del envase del yogur. Todo en orden. Todo bajo control. El piloto automático, un prodigio de la informática, guía la nave con una precisión milimétrica.

«RECALCULANDO RUTA… AL INFIERNO» (EL MOMENTO DEL CAOS)

Y entonces, de repente, ocurre. El GPS, ese oráculo digital que nos guía en nuestras vidas, se vuelve loco. La pantalla que mostraba una elegante línea azul sobre el mapa de Europa empieza a mostrar cosas raras. Por un momento, el avión cree que está sobrevolando Mordor. Luego, que se dirige al Triángulo de las Bermudas. El piloto automático, que tiene la misma capacidad de improvisación que un microondas, entra en pánico y se desconecta con un pitido lastimero.

Los asistentes, imagino, buscan frenéticamente en Google «qué hacer si los rusos te apagan el GPS». Pero, claro, la ironía definitiva es que, para buscar en Google, necesitas una conexión que, probablemente, también depende de ese mismo GPS que ya no funciona. ¡Jaque mate, Bruselas!

Esto, amigos, se llama GPS jamming. Es el equivalente a que, mientras tu enemigo te apunta con una pistola láser de última generación, tú, en lugar de disparar, simplemente le quitas las pilas a su pistola. Es una jugada sucia, barata y terriblemente eficaz.

LA SOLUCIÓN ANALÓGICA (EL REGRESO DEL ABUELO)

Y aquí es donde la historia pasa de ser un thriller tecnológico a una comedia de Berlanga. Imaginen el diálogo en la cabina de vuelo, una vez superado el pánico inicial.

Copiloto: (sudando) ¡Hemos perdido la señal! ¡Estamos ciegos! ¡Vamos a morir!
Piloto: (con una calma tensa) ¡Tranquilo, Jean-Pierre! ¡Activen el plan B!
Copiloto: ¿El protocolo de ciberseguridad avanzada? ¿El sistema de navegación inercial cuántico?
Piloto: ¡No, idiota! ¡El mapa de carreteras que venía de regalo con el coche de mi abuelo! ¡El que está en la guantera, debajo de las cintas de Camilo Sesto!

Y así es como, probablemente, tuvo que aterrizar el avión más importante de Europa. Guiado no por satélites, sino por la sabiduría analógica. «A ver…», diría el piloto, con el mapa desplegado sobre los mandos. «Si esa luz grande de ahí abajo es Varsovia, y el informe dice que el viento sopla del noroeste, creo que tenemos que girar a la izquierda en la siguiente nube con forma de conejo».

LA LECCIÓN GEOPOLÍTICA (Y EL RIDÍCULO)

Ursula von der Leyen y su comitiva aterrizaron sanos y salvos. Pero el mensaje de Rusia ha llegado más claro que cualquier misil. Y el mensaje es: «Queridos amigos de Bruselas, toda vuestra maravillosa y carísima tecnología, toda vuestra economía digital, toda vuestra superioridad moral… depende de unas frágiles señales que yo puedo apagar cuando me dé la gana, como quien apaga la luz del pasillo».

No han necesitado lanzar un misil para humillar a la Unión Europea. Solo han necesitado recordarle que, debajo de toda esa capa de digitalización y progreso, seguimos siendo terriblemente vulnerables. Que somos gigantes con pies de barro electrónico.

Me imagino a la presidenta Von der Leyen bajando del avión, no solo aliviada, sino con una nueva y urgentísima directiva europea bajo el brazo. Una que obligará, por ley, a que todos los aviones oficiales de la UE lleven en la guantera una Guía Repsol actualizada, una brújula y, por si acaso, un sextante.

Porque el futuro es muy moderno, sí. Pero a veces, la mejor forma de sobrevivir a él es con las herramientas del pasado. Sobre todo, cuando tu vecino tiene el dedo en el interruptor.

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