EL TOP 5 DE LA VERGÜENZA: LAS EXCUSAS MÁS PATÉTICAS PARA JUSTIFICAR EL CAOS EN LA SANIDAD PÚBLICA

Sátira sobre las excusas de los políticos para el caos en la sanidad pública, mostrando a un consejero gritando justificaciones en unas urgencias colapsadas.

Bienvenidos al evento deportivo más deprimente del otoño: el Campeonato Nacional de Excusas Políticas. Mientras usted hace cola durante seis horas en urgencias con una fiebre sospechosa, nuestros consejeros de sanidad y ministros calientan en la banda, preparando sus mejores justificaciones. El objetivo no es solucionar el caos en la sanidad pública, sino ganar la medalla de oro en el arte de echar balones fuera.

Desde El No-Noticiario, hemos actuado como jurado y, tras una deliberación dolorosa, presentamos el ranking oficial. Estas son las cinco peores excusas para el caos en la sanidad pública escuchadas esta semana.

Puesto 5: La Excusa Meteorológica – «Es que ha llegado el frío de repente»

La Frase: «Estamos experimentando una alta presión asistencial debido a un pico de catarros inesperado para esta época del año.»

Traducción del Absurdólogo: «Nos ha sorprendido usted, septiembre, viniendo justo después de agosto. No podíamos prever que la llegada del otoño y la vuelta al cole traerían virus. Llevamos gestionando este sistema décadas, pero el concepto de ‘estacionalidad’ todavía nos parece una rama exótica de la futurología.»

Esta es la excusa de Nivel 1, la que se usa para tratar al ciudadano como si fuera idiota. Ignora años de datos históricos que demuestran que, ¡sorpresa!, en otoño la gente se resfría. Culpar al termómetro es la forma más elegante de admitir que no tienes un plan de contingencia.

Puesto 4: La Excusa del Vicio – «Hay un uso irresponsable de las urgencias»

La Frase: «Hacemos un llamamiento a la responsabilidad ciudadana. Muchos de los casos que colapsan las urgencias podrían resolverse en atención primaria.»

Traducción del Absurdólogo: «Le hemos dado cita con su médico de cabecera para dentro de dos semanas, pero la culpa es suya por no querer esperarse con una posible apendicitis. Deje de usar las urgencias como si fueran el bar de la esquina. ¡Un poco de por favor, que están ustedes enfermos por vicio!»

Esta es una joya de la inversión de la culpa. El sistema de atención primaria está tan saturado que ir a urgencias es, a menudo, la única puerta de entrada. Culpar al paciente es una maniobra tan cínica que roza la perfección.

Puesto 3: La Excusa Lingüística – «No es un colapso, es una tensión coyuntural»

La Frase: «No podemos hablar de colapso. El sistema está respondiendo. Simplemente, estamos ante una tensión puntual en los flujos de pacientes que requiere una reestructuración de los protocolos.»

Traducción del Absurdólogo: «La casa está en llamas, pero no vamos a llamarlo ‘incendio’, lo llamaremos ‘incidente de combustión espontánea no planificada’. Si usamos palabras que ni nosotros entendemos, quizás el problema desaparezca por aburrimiento.»

Esta es una de las excusas para el caos en la sanidad pública favoritas de los burócratas. Es la neolengua en su máxima expresión, un intento de maquillar la realidad con un barniz de jerga técnica. Pero un pasillo lleno de camillas huele igual de mal lo llames «colapso» o «área de estacionamiento de pacientes en tránsito».

Puesto 2: La Excusa de la Herencia – «Estamos pagando los recortes del gobierno anterior»

La Frase: «La situación actual es consecuencia directa de la nefasta gestión y los recortes del partido que gobernaba hace ocho años.»

Traducción del Absurdólogo: «Llevo dos legislaturas en el cargo, pero mi capacidad de gestión es tan limitada que mi única política sanitaria ha sido no tocar nada y rezar para que no se rompiera. Ahora que se ha roto, he encontrado una factura de 2014 que demuestra que la culpa es de otro.»

Un clásico inmortal de la política española. No importa cuánto tiempo lleven en el poder, la culpa siempre será del que estaba antes. Es una excusa magnífica porque apela a la polarización política y desvía la atención de la pregunta clave: «Sí, muy bien, ¿y usted qué coño ha hecho para arreglarlo?».

Puesto 1: La Excusa Definitiva – «Es que nuestros sanitarios son demasiado buenos»

La Frase: «Quiero agradecer el esfuerzo y la profesionalidad de nuestro personal sanitario. Su increíble resiliencia está sosteniendo el sistema.»

Traducción del Absurdólogo: «No tenemos suficientes médicos, ni enfermeras, ni camas. Las condiciones son tercermundistas. Pero hemos descubierto que si les llamamos ‘héroes’ y alabamos su capacidad para aguantar lo inaguantable, podemos estirar la situación unos meses más sin invertir un solo euro. ¡Gracias por vuestro sacrificio! (No habrá subida salarial).»

Y aquí tenemos a la ganadora. La más perversa de todas las excusas para el caos en la sanidad pública. Utiliza a los propios profesionales como escudo humano. Como ya definimos en nuestro [Glosario del Absurdo sobre la resiliencia], esta palabra es la herramienta perfecta para convertir la explotación en una medalla. Es admitir que el sistema se sostiene sobre la salud física y mental de sus trabajadores, y presentarlo como un motivo de orgullo.

El Veredicto del Absurdólogo

Estas excusas no son anécdotas. Son el diagnóstico de un sistema enfermo. Según el [último informe del sindicato médico SATSE], la falta de personal y de inversión son problemas crónicos. El caos en la sanidad pública no es una sorpresa estacional, es el resultado predecible de años de abandono.

Así que la próxima vez que escuchen a un político pronunciar una de estas frases, no se indignen. Tomen nota. Están confesando. Están admitiendo, con las palabras más enrevesadas posibles, que no tienen ni la intención, ni la capacidad, ni la vergüenza para solucionar el problema.

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