Buenas noches, y bienvenidos al Diván. Hoy vamos a abrir la consulta con una carta que nos ha llegado esta semana. Una carta que no firma una persona, sino, me temo, toda una generación.
Estimado Absurdólogo de Guardia,
Le escribo porque creo que tengo un problema. O, mejor dicho, porque creo que ya no sé si es un problema. Me paso el día preocupado. Me preocupo por si llegaré a fin de mes, por si me renovarán el contrato, por la subida del alquiler, por la factura de la luz, por el informe PISA de mis hijos, por la pensión que no tendré, por el cambio climático y, en mis ratos libres, por si le he echado suficiente sal a las lentejas. Vivo con un nudo constante en el estómago, duermo mal y mi estado de ánimo natural oscila entre la apatía y el pánico latente. Lo curioso es que, cuando hablo con mis amigos, me doy cuenta de que todos están igual. Y mi pregunta es: ¿estamos todos locos, o esto es, simplemente, lo que significa ser un adulto en la España de 2025?
Atentamente,Un Miembro de la Generación Orfidal.
Estimado miembro de la Generación Orfidal,
Gracias por su carta. Y, sobre todo, enhorabuena. No está usted loco. Simplemente, ha descrito a la perfección el nuevo estado del bienestar emocional de nuestro país. El último barómetro del CIS, ese espejo en el que nunca nos gusta mirarnos, lo confirma: la «preocupación» y la «ansiedad» son los sentimientos predominantes en la sociedad española, muy por encima del optimismo.
Hemos conseguido lo impensable. Hemos convertido un trastorno de salud mental en el estado de ánimo por defecto. La ansiedad como estilo de vida ya no es una patología, es una seña de identidad. Es la nueva normalidad. Y, como toda nueva normalidad, viene con su propio manual de instrucciones. Por si hay algún despistado que aún no se ha subido a este tren de la bruja, aquí les dejo la «Guía de Iniciación a la Ansiedad para Principiantes».
Guía Rápida para Adoptar la Ansiedad como Estilo de Vida
Lección 1: Preocúpese por el Futuro (el Arte de Sufrir por Adelantado).
Esta es la base. El pilar fundamental. Un buen ansioso no vive en el presente. Vive en un futuro catastrófico que él mismo ha diseñado en su cabeza. No piense en el trabajo que tiene hoy, piense en el ERE que podrían hacer el año que viene. No disfrute de la salud de sus hijos, anticipe todas las posibles enfermedades que podrían contraer. No se preocupe por la reforma de las pensiones de hoy, como vimos en [la manifestación del domingo], preocúpese por la que harán en 2040, cuando usted ya no pueda ni trabajar. El futuro es un campo de minas. Su misión es caminar por él descalzo y con los ojos vendados.
Lección 2: Preocúpese por el Pasado (la Rueda de Hámster de la Culpa).
¿Cree que el pasado ya pasó? ¡Error de principiante! El pasado es un archivo inagotable de errores, de malas decisiones, de «y si hubiera…». Un ansioso profesional dedica, como mínimo, dos horas al día a repasar sus cagadas históricas. ¿Por qué le dije eso a mi jefe en 2017? ¿Por qué no invertí en Bitcoin en 2012? ¿Por qué elegí esta carrera y no otra? El objetivo es mantener la herida siempre abierta, fresca, purulenta. La culpa es el combustible de la ansiedad. No deje que se le agote el depósito.
Lección 3: En sus Ratos Libres, Preocúpese por el Presente.
El presente es ese pequeño y molesto interludio entre sus dos grandes fuentes de sufrimiento. Úselo sabiamente. Aproveche cada segundo para preocuparse por cosas sobre las que no tiene ningún control. El precio del aceite de oliva, la guerra de Ucrania, si su vecino recicla bien los plásticos. La sobreinformación es su mejor amiga. Abra Twitter. Encienda la televisión. Empápese de la miseria del mundo. Haga suyos todos los problemas del planeta. Si en algún momento se siente abrumado, va por el buen camino.
Lección 4: Desconfíe de la Calma.
Esta es la lección avanzada. Si en algún momento del día siente una extraña sensación de paz, de tranquilidad, no se alarme. No es felicidad. Es una trampa. Probablemente, significa que se ha olvidado de algo terrible por lo que debería estar preocupándose. Repase mentalmente su lista de catástrofes potenciales (salud, dinero, trabajo, amor, el meteorito que podría extinguir la vida en la Tierra) hasta que encuentre la que se le había pasado. Y entonces, solo entonces, podrá volver a su estado natural de pánico de baja intensidad.
El Diagnóstico: ¿Por Qué Vivimos Así?
Si esta guía le ha sonado familiar, no es casualidad. La ansiedad como estilo de vida no ha surgido de la nada. Es el síntoma de una sociedad enferma.
Es la consecuencia lógica de la precariedad convertida en paisaje. Cuando tu trabajo es inestable, tu sueldo no te llega y tu vivienda es un lujo inalcanzable, la ansiedad no es una elección, es una respuesta biológica de supervivencia. Sufrimos porque el sistema está diseñado para hacernos sufrir.
Es el resultado de la tiranía de la productividad y la autoexigencia. Nos han vendido el cuento de que tenemos que ser perfectos: el trabajador ideal, el padre perfecto, la pareja perfecta, tener un cuerpo perfecto y, además, ser felices y hornear pan de masa madre los domingos. Es una carrera imposible de ganar. Y la ansiedad es la medalla que nos dan por participar.
Y es el fruto envenenado de la sobreinformación. Como ya analizamos en [nuestra crónica del algoritmo idiota], vivimos conectados a una máquina que nos bombardea 24/7 con noticias terribles, con vidas ajenas aparentemente perfectas y con la sensación constante de que no estamos a la altura.
Hemos normalizado vivir con el sistema de alarma siempre encendido. El problema es que un cuerpo y una mente en estado de alerta permanente, al final, se rompen. Y las cifras de consumo de ansiolíticos y antidepresivos en este país, que son de escándalo, no son más que la prueba de esa rotura.
Así que no, estimado lector. No está loco. Simplemente, está usted perfectamente adaptado a un mundo que está enfermo. Y esa, me temo, es la peor de las enfermedades. Buenas noches. Y, si pueden, intenten respirar hondo. Aunque solo sea una vez.
