Recibimos en la consulta un mensaje desesperado, enviado desde el limbo digital, desde ese no-lugar conocido como la sala de espera virtual.
Estimado Absurdólogo,
Llevo ocho horas mirando una pantalla. Ocho. Horas. Mi único compañero es una barrita azul de progreso que se ha movido menos que la mandíbula de un tertuliano de derechas. Estoy en la cola virtual para comprar entradas para el concierto de [Inserte Aquí Nombre de Artista Inalcanzable].
Mi jefe cree que estoy trabajando. Mi familia cree que he sido abducido. He sobrevivido a base de café y restos de una bolsa de galletas. He visto a miles de personas «delante de mí» en la cola, aunque sospecho que la mitad son robots programados para especular. Doctor, creo que es más fácil conseguir una audiencia con el Papa que una entrada en pista. ¿Hay algún truco? ¿Debo sacrificar una cabra al dios de los servidores?
Atentamente,Un Fan en el Purgatorio Digital.
Estimado Fan en el Purgatorio,
No se desespere. O bueno, sí, desespérese, es lo más lógico. Lo que usted está viviendo no es una simple compra. Usted ha sido seleccionado como tributo para participar en la edición anual de Los Juegos del Hambre de la Venta de Entradas. ¡Felicidades y que la suerte esté siempre de su parte!
Este magno evento, organizado por el Capitolio (cuyo nombre a menudo se parece a «Ticketmaster»), es un ritual moderno diseñado para recordarnos nuestro lugar en el mundo y para poner a prueba los límites de nuestra paciencia, nuestra cartera y nuestra conexión a internet.
Analicemos las distintas fases de los Juegos:
Fase 1: La Cosecha (El Anuncio)
El Artista, desde su pedestal dorado, anuncia una única fecha en su país. Una. Para ocho millones de fans. Es el equivalente a tirar un único muslo de pollo en una jaula de velociraptores. Se desata el pánico. La gente empieza a pedir días libres en el trabajo para el «Día D».
Fase 2: El Entrenamiento (La Pre-Venta)
Aquí es donde separan el grano de la paja. Para acceder a la pre-venta, tienes que demostrar tu lealtad: registrarte en diez webs distintas, venderles tu alma y el historial de navegación de los últimos cinco años, y a cambio, te dan un «código de fan» que tiene la misma probabilidad de funcionar que un político cumpliendo una promesa.
Fase 3: Los Juegos (La Cola Virtual)
Es el día. Entras en la web diez minutos antes y te meten en la «sala de espera». Un espacio virtual donde miles de almas en pena esperan juntas. A la hora en punto, empieza la carnicería. Te asignan un número aleatorio en la cola: el 257.483. Por delante de ti, hay más gente que en la India. Y aquí empieza la verdadera prueba psicológica: ver cómo esa barrita azul no avanza, mientras tu esperanza de vida disminuye.
Los Enemigos:
- Los Bots Revendedores: Son los tributos profesionales. Programas informáticos que compran miles de entradas en milisegundos para luego revenderlas al triple de su precio. Son los que siempre ganan los Juegos.
- Los Precios Dinámicos: ¡La gran innovación del Capitolio! El precio de la entrada sube en tiempo real según la demanda. Una entrada que empezaba a 60€ puede acabar costando 300€ en cinco minutos. Es como una subasta, pero tú no ves a los otros pujadores y siempre acabas pagando de más.
- El «Error Inesperado»: Justo cuando te toca, después de horas de espera, la página te da un error y te manda de vuelta al final de la cola. Es el equivalente a que te caiga un rayo a dos metros de la meta.
Diagnóstico y Tratamiento
Usted, mi querido amigo, es un héroe. Un gladiador digital que lucha por amor al arte (y a los estribillos pegadizos).
Diagnóstico: Padece usted «estrés postraumático por cola virtual».
Tratamiento: No hay cura, solo estrategias de supervivencia.
- La Técnica del Comando: Abra la cola en todos los dispositivos que tenga: el ordenador, el móvil, la tablet, la nevera inteligente… Aumenta sus posibilidades de un 0,01% a un 0,03%.
- El Sacrificio Humano: Si va en grupo, uno se sacrifica. Esa persona abre mil pestañas y reza. El resto, le llevan comida y bebida y le dan ánimos desde la barrera.
- La Aceptación Zen: Asuma la derrota desde el principio. Entre en la cola sin ninguna esperanza. Si consigue entradas, será una sorpresa maravillosa. Si no, su día seguirá como estaba previsto.
Y recuerde, al final de todo este sufrimiento, si es uno de los elegidos, obtendrá su recompensa: una entrada en formato PDF por la que ha pagado 200 euros y que le dará derecho a ver a su artista favorito como un punto de luz a un kilómetro de distancia. Pero, eh, podrá decir: «Yo estuve allí». Y habrá sobrevivido a los Juegos.
Atentamente,
El Absurdólogo de Guardia.
