Recibimos en la consulta una misiva escrita con la tinta de la desesperación fiscal y sellada con las lágrimas de un balance contable.
Estimado Absurdólogo,
Soy autónomo. O, como me gusta llamarme, un «emprendedor». Suena más glamuroso. Este trimestre, contra todo pronóstico, me ha ido bien. He facturado una cantidad decente. Me sentía como el lobo de Wall Street.
Hoy ha sido el día de la liquidación de impuestos. Después de pagar la cuota, el IVA, el IRPF y la minuta del gestor (un señor muy majo que me cobra por decirme cuánto tengo que pagar para no acabar en la cárcel), he hecho cuentas. Doctor, mi beneficio neto de todo un mes de trabajo es de 47 euros y 32 céntimos.
Creo que me saldría más rentable dedicarme a coleccionar latas de aluminio. ¿Algún consejo para no abandonar la civilización y hacerme ermitaño?
Atentamente,Un Emprendedor a Punto de la Extinción.
Estimado Emprendedor a Punto de la Extinción,
Su carta debería ser leída en el Congreso de los Diputados. Debería ser enmarcada y colgada en la entrada de cada oficina de Hacienda. Porque usted, mi querido amigo, no es un simple trabajador. Usted es un héroe. Un mártir. Un gladiador moderno que cada día salta a la arena económica para luchar contra las bestias más feroces.
Recuerda esa frase maravillosa que le dijeron cuando empezó: «¡Sé tu propio jefe!». Sonaba bien, ¿verdad? Sonaba a libertad, a yates, a trabajar desde una hamaca en Tailandia. Pero ahora usted ya sabe lo que significa de verdad.
«Sé tu propio jefe» es el eufemismo más grande de la historia. Lo que en realidad significa es:
- Sé tu propio jefe… y también tu propio contable, tu propio comercial, tu propio informático, tu propio community manager y tu propio psicólogo.
- Disfruta de la libertad de horarios… para poder trabajar 14 horas al día, incluyendo fines de semana y festivos.
- No tendrás a nadie que te mande… excepto a Hacienda, a la Seguridad Social, a tu cliente que te pide un «pequeño cambio» a las diez de la noche y a ese terrorífico recordatorio en tu calendario que dice «PAGO IVA».
- El potencial de ingresos es ilimitado… pero los gastos también. Y, a diferencia de tus ingresos, los gastos son siempre puntuales.
Usted se enfrenta cada trimestre a una batalla contra las cuatro grandes bestias del Apocalipsis del Autónomo:
- LA CUOTA: Un monstruo insaciable que te cobra una cantidad fija cada mes. Da igual si has facturado 10.000 euros o si solo has conseguido un cliente que te va a pagar en visibilidad. La Cuota quiere su parte. Es el peaje que pagas solo por existir en el mundo del emprendimiento.
- EL IVA: El Impuesto sobre el Valor Añadido. Usted no lo añade, lo sufre. Es un dinero que pasa por su cuenta bancaria como un fantasma. Lo ve, lo toca, pero no es suyo. Usted es un mero recaudador gratuito para el Estado, un intermediario que trabaja para Hacienda sin cobrar.
- EL IRPF: Su propio sueldo, antes de que sea suyo, ya tiene un dueño. Es ese porcentaje que se queda el Estado en concepto de «pago a cuenta de la felicidad futura» (también conocida como «la pensión que quizá no cobre nunca»).
- EL GESTOR: El único aliado que tiene en esta guerra. Un señor muy listo que ha convertido su sufrimiento en su modelo de negocio. Le cobra por evitar que usted, en un ataque de desesperación, rellene mal el modelo 303 y acabe con una inspección que le arruine la vida.
Diagnóstico y Tratamiento
Lo que usted siente no es fracaso. Es la lucidez de quien ha visto el sistema por dentro y ha entendido que está diseñado para exprimirle hasta el último céntimo.
Diagnóstico: Padece usted el «síndrome del gladiador económico». Está exhausto de luchar.
Tratamiento: No hay cura mágica, solo estrategias de supervivencia.
- Celebre sus 47 euros. No es mucho, pero es suyo. Es el dinero que ha sobrevivido a la Gran Purga Fiscal. Cómprese el café más caro de la ciudad. Se lo ha ganado.
- Busque a otros gladiadores. Únase a grupos de autónomos. Descubrirá que su miseria es compartida, y no hay nada que una más que un odio común hacia el modelo 347.
- Aprenda a decir «NO». No a los clientes que pagan tarde, no a los «pequeños cambios» que son un proyecto nuevo, y no a trabajar gratis por «visibilidad».
- Recuerde por qué empezó. Hubo un motivo. Una pasión. Una idea. Intente reconectar con ella, aunque sea durante cinco minutos al día. Es el único combustible que le queda cuando Hacienda le ha vaciado el depósito.
Usted, mi querido amigo, es la espina dorsal de la economía de este país. Un héroe anónimo. Así que levante la cabeza, mire a sus 47 euros con orgullo y recuerde: ha sobrevivido a otro trimestre. Y eso, en la España de 2025, es una victoria más grande que ganar la Champions.
Atentamente,
El Absurdólogo de Guardia.
