Feijóo acusa a Sánchez de usar Gaza como «cortina de humo» para tapar sus escándalos.

Caricatura de Feijóo acusando a Sánchez de usar Gaza como cortina de humo para tapar los escándalos de corrupción.

El Bisturí del Día

El Contexto: La Guerra de Distracciones

Bienvenidos al gran teatro de la política española, donde el guion de hoy nos trae un clásico imperecedero: la acusación de la «cortina de humo». La trama es la siguiente: el Gobierno se encuentra hasta el cuello en un fango de escándalos (la citación de Begoña Gómez, la investigación al Fiscal General, el hackeo al PSOE…). Y, ¡qué casualidad!, justo en este momento, decide elevar el tono de su política exterior, amenazando con vetar a Israel y liderando la causa palestina en Europa. El líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, ha conectado los puntos. Y ha dicho en voz alta lo que todos sus votantes susurraban.


La Cita:

Alberto Núñez Feijóo (Líder del PP): «El presidente utiliza el drama de Gaza como una cortina de humo para que no se hable de la corrupción que acorrala a su Gobierno y a su partido.» (Declaración recogida y adaptada de intervenciones reales analizadas por medios como [Europa Press] y [El Confidencial]).

La Traducción del Absurdólogo:

«¡Eh, mirad todos! ¡El presidente está haciendo juegos malabares con la política internacional para que no os fijéis en el incendio que tiene en su propia casa! ¡Es un truco de trilero! ¡No miréis el genocidio, mirad la corrupción! Que, por cierto, es la mía la que importa, no la del rival, obviamente.»

El Veneno: Autopsia del ‘Y tú Más’ Geopolítico

Hay que reconocer la belleza simétrica de la política española. Es un ecosistema perfecto de hipocresía. La acusación de Feijóo a Sánchez sobre Gaza como cortina de humo es una obra de arte del género «y tú más», pero elevado a la categoría internacional.

Analicemos la genialidad de esta cuchillada de sobremesa:

  1. La Acusación de Insensibilidad: Es una jugada maestra. No solo acusas a tu rival de corrupto, sino también de ser un cínico sin escrúpulos que utiliza una tragedia humanitaria, un genocidio, para sus propios y miserables fines domésticos. Es una forma de decir: «No solo es un ladrón, es que además no tiene alma». El impacto moral es devastador.
  2. El Cambio de Foco (con Otra Cortina de Humo): Lo más delicioso de acusar a alguien de usar una «cortina de humo» es que, en el mismo acto, tú estás lanzando la tuya propia. Feijóo, al centrar el debate en las «intenciones ocultas» de Sánchez, consigue que se hable menos de la propuesta en sí (el embargo a Israel) y más del «maquiavelismo» del presidente. Es una forma de deslegitimar la acción sin tener que entrar a debatir el fondo, lo cual siempre es más complicado.
  3. La Partida de Ajedrez de la Indignación: Esto convierte la política exterior en un arma de doble filo. A partir de ahora, cualquier movimiento que haga el Gobierno en el tablero internacional será interpretado por la oposición bajo esta misma lente. ¿Que Sánchez viaja a Kiev? «Cortina de humo para no hablar de la inflación». ¿Que condena un golpe de Estado en África? «Cortina de humo para tapar el caso Koldo». Es una estrategia que envenena cada gesto, que lo reduce todo a una miserable táctica partidista.

Y lo peor de todo es que, probablemente, Feijóo y Sánchez tengan, a la vez, parte de razón.

  • ¿Es posible que el Gobierno, acosado por los escándalos, haya decidido pisar el acelerador en política exterior para cambiar los titulares y movilizar a su electorado? Evidentemente.
  • ¿Es posible que el PP, acosado por sus propios escándalos judiciales, como ya analizamos en [nuestro podio del absurdo], esté encantado de que el foco se ponga en la Moncloa? Sin ninguna duda.

Y así es como hemos conseguido lo impensable. Hemos convertido una masacre en Gaza en una simple ficha más del parchís de la política española. Un genocidio ha dejado de ser un drama humanitario para convertirse en munición para el prime time de las tertulias.

Es la demostración de que nuestra polarización es un agujero negro que lo devora todo. No importa lo grave, lo trágico o lo lejano que sea un acontecimiento. Siempre, siempre, encontraremos la forma de usarlo para tirárnoslo a la cabeza.

Y mientras ellos juegan a ver quién lanza la cortina de humo más densa, la realidad, tanto aquí como a 4.000 kilómetros, sigue siendo la misma: un desastre. Pero eso, por lo visto, es lo de menos. Lo importante es quién gana la partida del relato.

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