Desde la consulta del Absurdólogo de Guardia, hoy tenemos que hablar de la existencia de universos paralelos. No, no me he dado a la física cuántica. Me refiero a los dos mundos en los que, al parecer, vivimos los españoles. Por un lado, está el universo del Gobierno. Un lugar maravilloso, lleno de gráficos con flechitas verdes hacia abajo, donde la economía crece, la inflación está «contenida» y los brotes verdes ya casi dan para hacerse una ensalada. Por otro lado, está el universo real. El suyo y el mío. Un lugar donde abrir la nevera es un acto de valentía y donde la «vuelta al cole» se ha convertido en una operación financiera de alto riesgo.
Para ilustrar esta fascinante dualidad, vamos a retransmitir en directo desde ambos universos.
ESCENA 1: EL OLIMPO (Sala de Prensa de la Moncloa)
Un ministro de Economía, con una sonrisa que parece pegada con Loctite y un traje que cuesta más que tu alquiler, se acerca al atril. Detrás de él, un PowerPoint con un gráfico que parece el perfil de una etapa llana de la Vuelta.
MINISTRO: (Con tono paternalista) «Queridos ciudadanos y ciudadanas. Hoy es un gran día. Tras meses de arduo trabajo, puedo anunciar solemnemente que hemos domado a la bestia de la inflación. El IPC general se ha moderado hasta niveles que no veíamos desde que sonaban los Backstreet Boys. Las familias españolas ya notan un alivio significativo en sus bolsillos. La recuperación es un hecho. Gracias.»
(El ministro sonríe, satisfecho, como si acabara de inventar la rueda. Un par de periodistas aplauden por inercia.)
ESCENA 2: EL MUNDO REAL (Papelería «Paco», extrarradio de una ciudad cualquiera)
La familia García, compuesta por Marisa, Juan y su hijo Pablito, se encuentra frente al mostrador. Sostienen una lista de material escolar con la misma cara de terror que si fuera una orden de desahucio. Juan tiene una calculadora en la mano y parece que le va a dar un ictus. Marisa está pálida.
MARISA: (Susurrando) «Juan, ¿has visto esto? ¡El libro de Matemáticas de 3º de la ESO cuesta 45 euros! ¡45 euros por un libro que el año que viene solo servirá para calzar una mesa!».
JUAN: (Tecleando en la calculadora como si intentara desactivar una bomba) «Cariño, no mires el de Plástica. El de Plástica pide un ‘set de rotuladores cromáticos de doble punta con base de alcohol’. ¡Cuesta más que el whisky que bebimos en nuestra boda!».
PABLITO: «¡Pero mamá, yo quiero la mochila con ruedas de ‘Superhéroes Mutantes 7’!».
MARISA: «Pablito, cariño, con lo que cuesta esa mochila podemos comprar una rueda de repuesto para el coche. La de verdad».
(Se produce un corte rápido. Volvemos al Olimpo.)
MINISTRO: (Respondiendo a un periodista) «La subida media del material escolar, según nuestros datos agregados, es apenas perceptible y se encuentra dentro de los márgenes de la estacionalidad habitual».
(Corte al Mundo Real.)
JUAN: (Al borde del colapso) «¡Marisa, el compás! ¡El puto compás con el logo de ‘Frozen’ ha subido un 40% desde el año pasado! ¡A este paso, Pablito va a tener que aprender geometría con dos palos y una cuerda, como los egipcios!».
PACO, EL DE LA PAPELERÍA: (Con la resignación de un filósofo estoico) «Y eso que no te he dicho lo de la flauta. La flauta ahora viene con un ‘certificado de afinación digital’. Cinco euros más».
(Corte final. Volvemos al Olimpo.)
MINISTRO: «En definitiva, podemos afirmar que el poder adquisitivo de las familias se ha recuperado. La vuelta al cole de este año será, sin duda, mucho más llevadera».
(Corte final al Mundo Real.)
Marisa y Juan están en la caja. El ticket de la compra es más largo que un día sin pan. Marisa mira a Juan.
MARISA: «Juan, tenemos que hablar. Creo que ha llegado el momento de ejecutar el Plan B».
JUAN: «¿El de vender un riñón en el mercado negro?».
MARISA: «No, el otro. El de enseñarle a Pablito a ser influencer de TikTok. A la larga, es una inversión educativa más rentable».
Y así, amigos, es como funciona la «media» estadística. Es el mayor acto de ficción jamás inventado. Es como si metes la cabeza en un horno y los pies en un congelador y dices que, de media, tienes una temperatura cojonuda. El Gobierno vive en la cómoda placidez de su Excel, donde todo cuadra. Las familias viven en el mundo real, donde cada septiembre se enfrentan a un atraco a mano armada perpetrado con libros de texto y forros adhesivos. Y la única «contención» que vemos es la que tenemos que hacer nosotros para no salir a la calle a quemarlo todo. Con un compás de ‘Frozen’, a poder ser.