Tabla de Contenidos
- Introducción: Crónica de una Muerte Anunciada
- El Pacto de la Vergüenza: un Caramelo Envenenado
- La Rebelión de los Socios: «Conmigo no Contéis para Esto»
- El Veredicto del Absurdólogo: La Soledad del Poder
1. Introducción: Crónica de una Muerte Anunciada
Buenas tardes, feligreses del absurdo. Hoy, en el gran teatro de la política española, se ha representado una de nuestras obras favoritas: «El Socio Traidor». El Congreso de los Diputados, en una de esas votaciones que definen una legislatura, ha tumbado, aplastado y humillado una de las leyes estrella pactadas entre el PSOE y Junts per Catalunya: el traspaso integral de las competencias de inmigración a Cataluña.
No ha sido una derrota ajustada. Ha sido una paliza. Y lo más delicioso de todo no es que hayan votado en contra el PP y Vox, que eso se da por descontado. Lo maravilloso es que han votado en contra los propios socios habituales del Gobierno. ERC. Bildu. El PNV. Todos.
Han dejado a Pedro Sánchez y a Carles Puigdemont solos, abandonados en el altar, con el anillo en la mano y cara de no entender qué coño ha pasado. Es la crónica de una traición. O, mejor dicho, la crónica de un pacto tan infumable que ni sus propios amigos han sido capaces de tragar.
2. El Pacto de la Vergüenza: un Caramelo Envenenado
Para entender la magnitud de esta derrota, hay que recordar qué era esta ley. Era, simple y llanamente, el precio que pagó Pedro Sánchez a Junts a cambio de su investidura. Una cesión sin precedentes, una «patata caliente» de dimensiones bíblicas.
Traspasar las competencias de inmigración a Cataluña no es como traspasar la gestión de las bibliotecas. Es entregar el control de las fronteras, de los flujos migratorios y de las expulsiones a una comunidad autónoma. Una propuesta que, como era de esperar, genera un pánico atroz en el resto de socios, desde los nacionalistas vascos y gallegos (que ahora querrán lo mismo) hasta la izquierda abertzale (que ve en ello un giro a la derecha en política migratoria).
El pacto PSOE-Junts era un caramelo. Pero un caramelo envenenado. Y hoy, el resto de los niños del patio han decidido que no se lo querían comer.
3. La Rebelión de los Socios: «Conmigo no Contéis para Esto»
La votación de hoy, que ya desgranan medios como [Europa Press], es una obra de arte del cálculo político y la puñalada trapera. Analicemos a los traidores.
- ERC (Esquerra Republicana): El archienemigo de Junts. ¿Cómo iban a permitir que sus rivales directos en la lucha por la hegemonía independentista se apuntaran un tanto de semejante calibre? Votar en contra era una obligación. Es la lógica del «antes me corto una mano que darle una victoria a Puigdemont». La unidad independentista, como siempre, dura lo que tarda uno en fastidiar al otro.
- EH Bildu: La izquierda abertzale, que se ha pasado años construyendo un perfil de izquierda solidaria y «pro-acogida», se ha encontrado con una ley que, en manos de Junts (un partido de derechas en lo económico y cada vez más duro en lo identitario), podría usarse para políticas de inmigración mucho más restrictivas. No podían votar a favor sin traicionar su propio relato.
- PNV (Partido Nacionalista Vasco): Los maestros del pragmatismo. Saben que si se abre este melón para Cataluña, ellos tendrán que pedir lo mismo para Euskadi. Pero también saben que es un melón explosivo, que genera un conflicto con el Estado y con Europa de consecuencias impredecibles. Han preferido que la bomba le estalle a otro.
El resultado de esta «tormenta perfecta» ha sido la mayor derrota parlamentaria del Gobierno en lo que va de legislatura. Una derrota que deja al pacto de investidura tocado de muerte.
4. El Veredicto del Absurdólogo: La Soledad del Poder
Lo que hemos presenciado hoy es mucho más que una votación perdida. Es la autopsia de la «mayoría Frankenstein». Es la demostración de que gobernar con un puzzle de ocho partidos distintos, cada uno con sus propios intereses, sus propias líneas rojas y sus propias puñaladas guardadas, es como intentar construir un castillo de naipes en mitad de un huracán.
El traspaso de la inmigración a Cataluña ha sido la línea roja que ha roto la baraja. Ha demostrado que el pegamento que une a esta mayoría (el «anti-PP») es fuerte, pero no es indestructible.
Sánchez se ha quedado solo con su socio más incómodo, Junts. Y ha recibido una lección de humildad: tus socios te apoyarán para mantenerte en el poder, pero no te firmarán un cheque en blanco. Sobre todo, si ese cheque beneficia a su enemigo mortal. Como ya hemos visto en [la guerra interna del Gobierno por otros temas], la «unidad» es un concepto muy flexible.
Esta derrota deja al Gobierno en una situación de debilidad extrema. Y a Puigdemont, con un palmo de narices. Le han birlado su mayor trofeo.
Disfruten de la comida. Hoy, en el menú del Congreso, se ha servido un plato muy especial: traición a la catalana. Y por lo visto, a casi todos les ha encantado.