El Archivo de la Vergüenza: Bienvenidos a la Ruta del Despilfarro del Plan E de Zapatero.

Caricatura del Plan E de Zapatero, mostrando a un político inaugurando una rotonda inútil, como sátira del despilfarro de fondos públicos.

Buenas tardes, feligreses del absurdo. Hoy, en nuestro viaje dominical a las catacumbas de nuestra memoria, vamos a desempolvar un expediente que huele a cemento fresco, a dinero fácil y a una resaca que todavía estamos pagando. Pónganse el casco de obra, porque vamos a hacer una visita guiada a las ruinas de una civilización perdida: la civilización del Plan E de Zapatero.

Capítulo 1: El Origen del Monstruo (o cómo Comprar un Bazuca para Matar una Mosca)

Año 2009. El mundo se desmorona. La crisis financiera global, ese tsunami que empezó con unas hipotecas basura en Ohio, ha llegado a nuestras costas y ha arrasado con todo. El paro se dispara. Las empresas cierran. Y el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, con la misma cara de pánico que se le queda a uno cuando se da cuenta de que ha perdido las llaves de casa, decide que hay que hacer «algo».

Y ese «algo» fue el Plan E. El «Plan Español para el Estímulo de la Economía y el Empleo». El nombre era rimbombante. La idea, de una simpleza casi infantil: vamos a darle 8.000 millones de euros a los ayuntamientos para que hagan obras. Obras rápidas. Obras que se vean. El objetivo no era solucionar la crisis, era parecer que se estaba solucionando. Era una operación de marketing de proporciones faraónicas. El keynesianismo de AliExpress.

La única condición era que el dinero se gastara rápido. No bien. Rápido. Y así, amigos, es como se planta la semilla del disparate.

Capítulo 2: La Ruta del Despilfarro – Guía Turística por «Plan E Landia»

Lo que siguió fue la mayor competición de despilfarro de la historia de España. Una orgía de cemento y ladrillo que transformó el paisaje de nuestra nación en un parque temático de la chapuza. Bienvenidos a la Ruta del Despilfarro. Por favor, no se separen del guía.

Parada 1: El Cartel Rojo, Símbolo de una Era.
Observen a su alrededor. Lo primero que llama la atención de nuestra ruta son los carteles. Unos icónicos paneles rectangulares, de un rojo y blanco inconfundibles, con el logo del Gobierno de España. Había uno en cada esquina. Eran la plaga bíblica de la obra pública. Su función no era informar, era marcar territorio. Era el «Zapatero estuvo aquí» de la política. Se gastaron millones solo en los carteles que anunciaban en qué se gastaban los millones. Una genialidad.

Parada 2: La Rotonda, el Partenón de la Inutilidad.
A su derecha, pueden admirar el monumento más representativo del Plan E de Zapatero: la rotonda. Pero no una rotonda cualquiera. Una rotonda en un pueblo de 300 habitantes que conecta un camino de cabras con la entrada del cementerio. En su centro, una escultura de 150.000 euros de hierro oxidado que, según el artista, «simboliza la confluencia de los vientos del progreso». Los vecinos la llaman «el montón de chatarra». Esta rotonda es la prueba de que, si le das dinero a un alcalde sin un plan, su primer instinto será construir algo redondo.

Parada 3: La Acera hacia la Nada.
Continuamos nuestro paseo. Fíjense en esta magnífica acera, recién pavimentada con baldosas antideslizantes de primera calidad. Sigan su recorrido. Verán que, tras 50 metros de gloriosa modernidad, la acera termina abruptamente en un campo de alfalfa. No, no es que la obra esté inacabada. Es que está acabada. Es una acera conceptual. Una metáfora del propio plan: un camino muy bien pavimentado que no lleva a ninguna parte.

Parada 4: El Polideportivo Fantasma.
Y aquí, el plato fuerte. Un flamante polideportivo con piscina climatizada y tres pistas de pádel en una comarca donde la media de edad es de 75 años. Una obra faraónica que costó dos millones de euros y cuyo mantenimiento anual cuesta más que el presupuesto entero del ayuntamiento. Hoy, permanece cerrado. Es el mausoleo del Plan E de Zapatero, un recordatorio silencioso de que construir es fácil. Lo difícil es pensar para qué coño estás construyendo.

Capítulo 3: La Resaca – El Eco del Despilfarro en el Presente

La fiesta del Plan E de Zapatero duró poco. El dinero se acabó. Los empleos temporales que se crearon se desvanecieron tan rápido como se montaron los andamios. Y lo que nos quedó fue una resaca monumental: una deuda disparada y un país sembrado de infraestructuras inútiles que nadie sabía cómo mantener.

¿Y por qué abrimos hoy este archivo polvoriento? Porque el fantasma del Plan E ha vuelto. Y ha vuelto con un traje nuevo y más caro: los Fondos Europeos Next Generation.

Escuchen los ecos. La misma prisa por gastar. La misma retórica de «transformación histórica». La misma maraña burocrática. Y, como ya estamos viendo con la [chapuza del Kit Digital que analizamos en este mismo blog], el mismo riesgo de que el dinero acabe en proyectos absurdos o en los bolsillos de las cuatro grandes consultoras de siempre.

La historia del Plan E de Zapatero no es la historia de un gobierno. Es la historia de un país. Un país con una adicción crónica al ladrillo, con una incapacidad patológica para la planificación a largo plazo y con una clase política que, ante cualquier problema, recurre a la misma solución: tirar dinero desde un helicóptero y cruzar los dedos.

Por eso recordamos hoy esta vergüenza. Para que cuando vean a un político sonriente inaugurando un «hub de innovación digital» financiado con fondos europeos, se acuerden de la acera que terminaba en un campo de nabos. Porque, a veces, la única forma de no tropezar con la misma piedra es recordar lo mucho que dolió la última vez.

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