Autopsia de ‘El Refugio Atómico’: Cómo los Creadores de ‘La Casa de Papel’ Han Vuelto a Engañarnos con el Mismo Truco.

Caricatura de un guionista mezclando 'La Casa de Papel' y 'El Refugio Atómico', como sátira de la crítica de 'El Refugio Atómico'.

Buenas noches, masoquistas del streaming. Ha llegado el momento que todos esperaban. La nueva serie de Álex Pina y Esther Martínez Lobato, los sumos sacerdotes del ‘hype’ nacional, los arquitectos de ‘La Casa de Papel’, ya está entre nosotros. Se llama El Refugio Atómico. Y tras verla (un sacrificio que he hecho por ustedes, no por placer), puedo confirmar sus peores sospechas. No es una nueva serie. Es un fantasma. Es el espectro de ‘La Casa de Papel’ con una nueva sábana por encima.

Han cogido la misma fórmula, la han metido en la Thermomix, le han cambiado el nombre a los ingredientes y nos la han servido como si fuera un plato de alta cocina. Pero no, amigos. Es un refrito. Y hoy, en El Hater del Sábado Noche, vamos a destripar la receta.

La Lista de la Compra para una Serie de Éxito (Versión Vago)

Imaginen a los guionistas en su sala. No necesitan un complejo diagrama de tramas. Solo necesitan una lista de la compra. La misma que usaron la última vez.

INGREDIENTES:

  • 1. Un grupo de inadaptados carismáticos (pero intercambiables):
    Coge una docena de arquetipos. El líder torturado, la tía dura con problemas de gestión de la ira, el informático friki que hace chistes malos, el bruto con corazón de oro, la chica impulsiva… Da igual. Lo importante es que cada uno tenga un rasgo de personalidad muy exagerado y un pasado trágico que se nos irá revelando en flashbacks innecesariamente largos. En ‘La Casa de Papel’ tenían nombres de ciudades. Aquí, en un alarde de originalidad, tienen nombres de elementos de la tabla periódica. Así que en lugar de Tokio, tenemos a Litio. En lugar de Denver, a Arsénico. Profundo.
  • 2. Un plan inverosímil con un nombre rimbombante:
    Antes era atracar la Fábrica de Moneda. Ahora es sobrevivir a una Tercera Guerra Mundial en un búnker de lujo. El plan, como siempre, es presentado por el líder como una obra de ingeniería perfecta. Y, como siempre, empezará a fallar en el minuto cinco del primer capítulo. El objetivo no es que el plan tenga sentido. El objetivo es que parezca muy complicado para que el espectador se sienta tonto y admire la supuesta inteligencia de los personajes.
  • 3. Un enemigo muy malo (y muy estúpido):
    Toda buena historia necesita un antagonista. Y en el universo Pina, el antagonista siempre es el mismo: el Estado. Un grupo de policías/militares/agentes de inteligencia increíblemente incompetentes que siempre están a un paso de pillar a nuestros héroes, pero que siempre, en el último segundo, caen en la trampa más obvia. Son el Correcaminos de las fuerzas del orden.
  • 4. Una voz en off que te lo explica todo (por si eres idiota):
    Como la trama es un caos de giros de guion sin sentido, necesitan un narrador que te vaya explicando lo que sientes y lo que piensas. En ‘La Casa de Papel’ era Tokio. Aquí es Neón, la hacker del grupo, que nos regala perlas filosóficas de autoayuda mientras desactiva un misil nuclear. «Porque a veces», nos dice, «para salvar el mundo, primero tienes que hackearte a ti misma». Gracias, Paulo Coelho.
  • 5. Giros de guion cada 10 minutos (aunque desafíen las leyes de la física):
    La regla de oro de la casa es: «Si el espectador empieza a aburrirse, que alguien traicione a alguien o que algo explote». No importa la lógica. No importa la coherencia. ¿Que un personaje está acorralado? ¡Sorpresa! Resulta que tenía un túnel secreto debajo de la cama. ¿Que la trama no avanza? ¡Que dos personajes que se odian se líen en un ascensor! El objetivo es mantener tu cerebro tan ocupado procesando estímulos que no le dé tiempo a darse cuenta de que nada de lo que está viendo tiene el más mínimo sentido.
  • 6. Mucha cámara lenta y una canción pop en inglés:
    Cada capítulo debe terminar con un cliffhanger brutal, a ser posible a cámara lenta, con los personajes mirándose intensamente mientras suena una canción indie melancólica que no viene a cuento de nada. Es la firma de la casa. El perejil en todos los platos.
  • 7. Un himno para que lo canten los fans:
    Si en ‘La Casa de Papel’ era el «Bella Ciao», aquí es una versión tecno-flamenco de una jota aragonesa. No me lo estoy inventando.

EL VEREDICTO DEL HATER: MÁS DE LO MISMO

Y así, amigos, es como se fabrica un éxito mundial. Mezclen todos estos ingredientes, agiten bien y sirvan caliente en ocho capítulos de una hora. El Refugio Atómico no es una mala serie. Es una serie que no es. Es un producto industrial, fabricado en una cadena de montaje, diseñado por un algoritmo para satisfacer los gustos del algoritmo. No hay alma. No hay riesgo. No hay verdad. Hay, simplemente, una fórmula. Una fórmula que, como la de la Coca-Cola, funciona. Y que, como la Coca-Cola, si te la bebes todos los días, acaba por picarte los dientes y el cerebro.

Esta crítica de ‘El Refugio Atómico’ es, en realidad, un lamento. Un lamento por el triunfo del reciclaje sobre la creación. Un lamento por una industria que, habiendo encontrado una gallina de los huevos de oro, ha decidido que es más fácil seguir clonando a la misma gallina que criar una nueva.

Si les gustó ‘La Casa de Papel’, les encantará ‘El Refugio Atómico’. Es como volver a casa. Un lugar familiar, predecible y un poco aburrido. Si, como yo, esperaban algo nuevo, algo que les sorprendiera, algo que no hubieran visto ya… bueno, siempre les quedará el bingo del cine de autor que ya analizamos en [nuestra crítica a ‘La Herencia del Silencio’]. O, simplemente, apagar la tele y leer un libro. Que, de momento, no suelen tener voz en off.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *