Aquí yace la semana del 15 al 21 de septiembre.
Ilustre finada, que en su corta vida nos ha dejado una herencia de certezas desoladoras.
Nos lega la seguridad de que el futuro son frigoríficos con anuncios y coches que son una trampa mortal de diseño minimalista.
Fue la semana en la que, mientras unos quemaban libros para borrar a las mujeres de la historia, otros, en el otro extremo del tablero, intentaban demostrar con un test de ADN que el amor no entiende de géneros, sino de certificados de nacimiento.
Una semana que nos recordó que la justicia, a veces, es solo una cuestión de tener buenos abogados y que la política, casi siempre, es solo una cuestión de tener muy mala leche.
Descanse en paz.
Si el algoritmo se lo permite.