Buenas noches, feligreses del absurdo. Hoy, en nuestra autopsia de los sábados, vamos a colocar sobre la mesa de disección el cadáver de una de las ideas más hermosas y fundamentales sobre las que se construyó nuestra sociedad. Una idea simple, pero revolucionaria: la promesa de que, tras una vida de trabajo, de esfuerzo y de cotizaciones, el Estado te cuidaría en tu vejez. Hoy, amigos, hacemos la autopsia del sueño de la pensión.
El «Libro Blanco» para la reforma de las pensiones, ese documento con nombre de epitafio presentado esta semana y del que informan medios como [La Razón], es el certificado de defunción. El retraso de la jubilación a los 70 años y la ampliación del cálculo a 35 años ya no son «posibilidades». Son «inevitables». Y con esa palabra, se oficializa la mayor estafa piramidal legal de la historia de nuestro país.
Para que lo entiendan mejor, hemos interceptado el comunicado oficial que el «Departamento de Realidades Incómodas del Reino de España» debería enviar a toda una generación.
CARTA DE DESPIDO DIFERIDO A TODA UNA GENERACIÓN
A la atención de: Todos los ciudadanos nacidos, aproximadamente, a partir de 1980.
ASUNTO: Actualización de los Términos y Condiciones de su Futuro.
Estimados/as Contribuyentes,
Nos dirigimos a ustedes con la transparencia que caracteriza a esta Administración para comunicarles una pequeña modificación en el contrato social que creían haber firmado al nacer.
Lamentamos informarles de que el producto «Jubilación Digna a los 65 años™», del que sus padres y abuelos fueron afortunados beneficiarios, ha sido descatalogado por inviabilidad logística. Entendemos que esto pueda causarles ciertas molestias, pero sus abuelos vivían menos y tenían más hijos. Ustedes, en su egoísmo, han decidido vivir más y reproducirse menos. Y eso, francamente, nos ha descuadrado el Excel.
Pero no se preocupen. Como compensación, les hemos inscrito automáticamente en nuestro nuevo y emocionante plan: el «Trabaja Hasta que el Cuerpo Aguante Premium®».
¿En qué consiste el nuevo plan?
Es muy sencillo. El concepto de «jubilación» como un período de merecido descanso tras una vida de trabajo ha sido redefinido como un «breve interludio de decrepitud entre su último día de trabajo y su funeral». La nueva edad para acceder a este privilegio se situará, orientativamente, en los 70 años. O, para ser más precisos, en el momento en que su cuerpo emita un «Error 404 – Fallo Físico Irreversible».
Además, para calcular su futura (e hipotética) pensión, ya no tomaremos como referencia sus mejores años de cotización. Tomaremos como referencia toda su puta vida laboral. Incluyendo esos años maravillosos de becario en los que cotizaba menos que un ficus, esos contratos temporales de verano y esos periodos en el paro en los que se alimentaba a base de pasta y ansiedad. Así, nos aseguramos de que el cálculo sea más «justo» y «representativo» de su precaria existencia.
Agradecimiento y Aclaración Final
Queremos agradecerles sinceramente todas las aportaciones que han realizado y seguirán realizando al sistema durante los próximos 50 años. Su dinero ha servido para pagar las excelentes pensiones de sus mayores, permitiéndoles disfrutar de viajes del Imserso, comidas de hermandad y una vejez dorada.
Ustedes, lamentablemente, han llegado al final de la fiesta, justo a la hora de fregar los platos. Son la última base de la pirámide. Y, como en toda pirámide, los de abajo sostienen el peso de todo lo que hay encima hasta que, inevitablemente, se derrumban. Esta es la esencia de la gran estafa generacional de las pensiones.
Gracias por su comprensión. Y por su dinero.
Atentamente,
El Sistema.
El Bisturí del Absurdólogo: La Autopsia del Contrato Roto
Esta carta, que parece una broma, es la cruda realidad que subyace a la fría jerga tecnocrática del «Libro Blanco». Lo que estamos presenciando es la ruptura unilateral del contrato social más importante de todos: el contrato entre generaciones.
Durante décadas, el sistema funcionó bajo una premisa simple: «Tú pagas hoy por tus mayores, y tus hijos pagarán mañana por ti». Era un pacto basado en la confianza y en la promesa de un futuro mejor. Pero ese pacto se ha roto. Y se ha roto de la peor manera posible: en silencio, con la excusa de la «sostenibilidad».
La gran estafa generacional de las pensiones consiste en haber convencido a millones de jóvenes de que sigan aportando a un sistema del que saben, con una certeza casi absoluta, que no recibirán los mismos beneficios. Son los inversores de un esquema Ponzi que ya ha quebrado, pero al que se les obliga a seguir metiendo dinero.
Y esta estafa tiene consecuencias devastadoras que van más allá de lo económico:
- La Ansiedad Existencial: Como ya analizamos en [nuestro diván sobre la ansiedad como estilo de vida], esta incertidumbre es un combustible constante para el estrés y la desesperanza de toda una generación.
- La Desafección Política: ¿Cómo vas a creer en un sistema que te dice a la cara que te va a estafar? Esta ruptura alimenta el cinismo, la desconfianza y el auge de los populismos que prometen soluciones mágicas a problemas que parecen irresolubles.
- La Guerra Generacional: Fomenta un peligroso resentimiento. Los jóvenes miran las pensiones de sus mayores y sienten una mezcla de envidia e injusticia. Y los mayores miran a los jóvenes y, a menudo, no comprenden la magnitud del abismo que se ha abierto bajo sus pies.
La reforma de las pensiones no es un simple ajuste técnico. Es el reconocimiento de un fracaso. El fracaso de una clase política que, durante décadas, ha sido incapaz de mirar más allá de las próximas elecciones y de tomar las decisiones valientes que había que tomar. Han preferido ir poniendo parches, dando patadas p’alante, hasta que la pelota se ha hecho tan grande que ya no hay campo para seguir chutando.
Y ahora, la única «solución» que nos ofrecen es decirnos que la fiesta se ha acabado. Una fiesta, por cierto, a la que la mayoría de nosotros ni siquiera fuimos invitados. Pero la cuenta, esa sí, nos la pasan a todos.
Buenas noches. Y empiecen a ahorrar. O a rezar. O las dos cosas.