Buenos y analógicos días, feligreses del absurdo. Si esta mañana tenían planeado coger un avión, olvídense. El siglo XXI ha sido cancelado hasta nuevo aviso. Un ciberataque a los aeropuertos europeos ha paralizado el continente. No ha sido una bomba, ni un misil. Ha sido algo mucho más terrorífico: un fallo en el sistema de una empresa de la que usted no había oído hablar en su vida, Collins Aerospace.
Bienvenidos a la gran paradoja de nuestro tiempo: hemos construido una civilización hipertecnológica, un castillo de cristal y fibra óptica, pero los cimientos son de barro. Y hoy, el barro se ha agrietado.
Para todos aquellos que ahora mismo se encuentran varados en ese purgatorio moderno llamado «terminal de aeropuerto», hemos preparado, como servicio público, la «Guía de Supervivencia para el Náufrago Digital».
Manual de Supervivencia para el Caos Aéreo
Paso 1: La Aceptación. Abandone toda Esperanza.
Lo primero es lo primero: su avión no va a salir. Ni hoy, ni probablemente mañana. Asúmalo. La fase de negación («seguro que lo arreglan en un ratito») solo alarga el sufrimiento. Mire a su alrededor. Las caras de pánico, las colas que se fusionan con el horizonte, los niños usando las maletas como toboganes. Esto no es un retraso, es el Apocalipsis. Acepte su nueva realidad: usted ya no es un pasajero, es un superviviente.
Paso 2: La Conquista de Recursos. Conviértase en un Señor de la Guerra.
En esta nueva sociedad tribal que es la terminal, los recursos básicos son escasos y vitales. Olvídese del oro o el petróleo. Aquí, la moneda de cambio son tres cosas: los enchufes, el Wi-Fi que funciona y los asientos sin reposabrazos para poder tumbarse.
- Los Enchufes: Localice una fuente de energía y declárela su territorio. Defiéndala con su vida. Forme alianzas con otros náufragos para crear un perímetro de seguridad. Recuerde: en el mundo post-ciberataque, el que tiene un 100% de batería es el rey.
- El Agua: Las fuentes de agua potable se convertirán en el nuevo manantial sagrado. No se fie de los precios del agua embotellada, que sufrirán una inflación superior a la de la República de Weimar.
- El Asiento-Cama: Identifique esos bancos largos y sin divisiones. Son el equivalente a un hotel de cinco estrellas en este nuevo orden mundial. Conquiste uno y no lo abandone ni para ir al baño (vea el Paso 3).
Paso 3: La Socialización Forzosa. Haga Amigos (o Rehenes).
Mire a la persona sentada a su lado. Ese desconocido, hasta hace unas horas un simple obstáculo en la cola de embarque, es ahora su compañero de trinchera. Socialice. Comparta su miseria. Quién sabe. Quizá esa persona tenga un sándwich de jamón en su mochila. O un cargador portátil. O, en el mejor de los casos, puede que resulte ser su futuro cónyuge. Las grandes historias de amor, como nos enseña Hollywood, a menudo nacen en situaciones de catástrofe. Y esto, amigos, es una catástrofe.
Paso 4: El Trueque. El Amanecer de una Nueva Economía.
El dinero en efectivo pronto perderá su valor. La verdadera economía se basará en el trueque de bienes esenciales. Vaya haciendo inventario de sus posesiones:
- Un paquete de chicles de menta = 5 minutos de carga en un enchufe conquistado.
- Medio sándwich de queso = Acceso a la contraseña del Wi-Fi de un particular.
- Un libro sin abrir = Se lo cambio por su silencio, por favor, deje de contarme su vida.
El Bisturí del Absurdólogo: La Autopsia de la Fragilidad
Detrás de esta guía de supervivencia se esconde la verdadera hostia del día. El ciberataque a los aeropuertos europeos es la radiografía de nuestra gloriosa estupidez. Hemos centralizado servicios críticos, vitales para el funcionamiento de un continente entero, en manos de unas pocas empresas privadas de nombres impronunciables. Hemos construido una torre de Jenga tecnológica, donde cada bloque depende del anterior, y ahora nos sorprendemos de que, si quitas el bloque equivocado, todo se viene abajo.
Como ya hemos analizado en [nuestro artículo sobre la chapuza del SEPE Digital], la «modernización» a menudo ha sido sinónimo de «fragilidad». La realidad, que confirman medios como [la BBC], es que hemos creado un primer mundo que depende de que un señor, en una oficina de Iowa, no tropiece con el cable del servidor.
Hemos delegado nuestra memoria, nuestra logística y nuestra seguridad en una nube etérea que no entendemos, pero en la que confiamos ciegamente. Y hoy, la nube se ha disipado. Y nos hemos quedado en tierra, mirando al cielo, con un billete inútil en la mano, recordando con nostalgia aquella lejana época en la que los billetes se escribían a mano y el mayor problema era que el avión se retrasara por la niebla.
Hoy, la niebla es digital. Y es mucho más densa. Que la cobertura y los enchufes les acompañen.