Desde la consulta del Absurdólogo de Guardia, buenos días. Sírvanse un café bien amargo, porque la primera hostia del día llega directamente a la línea de flotación de su cuenta corriente. Iberdrola, esa ONG sin ánimo de lucro que se dedica a la noble tarea de que no vivamos a oscuras, ha presentado sus resultados semestrales. Y, ¡sorpresa!, ha vuelto a batir todos los récords de beneficios. Ganan más dinero que nunca.
Y para celebrarlo con todos nosotros, sus fieles y amados clientes, han decidido hacernos un regalo: una subida de la tarifa del 12%.
Es una genialidad. Es el equivalente a que tu casero te anuncie que le ha tocado el Euromillones y que, para celebrarlo, te va a subir el alquiler. La lógica es aplastante. Pero no se preocupen, no es por avaricia. Es por nuestro bien. Es para «acelerar la transición energética».
La situación es tan delicada, la relación entre la empresa y sus clientes está tan deteriorada, que hemos conseguido colarnos en la sesión de terapia de pareja a la que están asistiendo. Pasen y lean.
TRANSCRIPCIÓN DE LA SESIÓN DE TERAPIA: IBERDROLA & EL CONSUMIDOR
Terapeuta (Absurdólogo): Buenos días. Iberdrola, gracias por venir. Consumidor, le veo… pálido. Iberdrola, ¿por qué no empieza usted? ¿Cómo se siente?
Iberdrola: (Ajustándose el traje de miles de euros) Gracias, doctor. Pues me siento… fuerte. Robusta. Siento que nuestra relación está en un momento de una solidez financiera histórica. Los resultados semestrales, nuestros beneficios récord, son la prueba de que lo estamos haciendo bien, de que nuestro proyecto de vida en común es viable y tiene un futuro brillante.
Terapeuta: Entiendo. ¿Y usted, Consumidor? ¿Comparte ese optimismo?
Consumidor: (Con voz temblorosa, mientras mira de reojo una factura) ¿Optimismo? Doctor, yo no sé si llegaré a fin de mes. Pongo la lavadora a las tres de la mañana, como si fuera un vampiro. Me ducho en tres minutos cronometrados. He desenchufado hasta el reloj digital del microondas. ¡Y cada mes la factura es más alta! Y ahora, me dice que está muy «sólida» y que, para celebrarlo, ¿me va a cobrar un 12% más? ¡Esto no es una relación, es un secuestro!
Iberdrola: (Con tono paternalista) Cariño, entiendo que te sientas así. De verdad que sí. Pero no estás viendo el cuadro completo. Esta subida no es para mí. Es para nosotros. Es una inversión en nuestro futuro. En la transición energética. En los molinos de viento, en las placas solares… en el planeta. Lo hago por los niños. ¿Es que nadie piensa en los niños?
Consumidor: ¡Mis niños lo que quieren es poder encender la luz para hacer los deberes sin que yo sufra un microinfarto! ¡Me hablas de «transición energética» como si fuera un regalo, pero me lo estás cobrando a mí! ¡Tú te llevas los beneficios récord y yo me llevo la transición!
Terapeuta: Iberdrola, el Consumidor parece sentir que la carga de la relación recae desproporcionadamente sobre él.
Iberdrola: Es una percepción emocional, doctor. Comprensible, pero errónea. Yo también hago sacrificios. ¿Sabe usted lo que cuesta mantener toda esta infraestructura? ¿Lo que cuesta fichar a ex-ministros para mi consejo de administración? ¡Son muy caros! Además, esta inversión en renovables es un acto de generosidad. Estoy salvando el planeta para que tú, cariño, puedas seguir viviendo en él. Deberías estar agradecido. En lugar de quejarte, deberías ver esta subida como una oportunidad para ser parte de la solución.
Consumidor: ¡Pero si la solución la estoy pagando yo! ¡Es como si me dices que me vas a regalar un coche, pero que el coche lo tengo que pagar yo, y que además, lo vas a conducir tú!
Iberdrola: Estás siendo un poco dramático, ¿no crees? Es solo un 12%. Piensa en ello como la cuota del gimnasio para el planeta. Todos tenemos que poner de nuestra parte. Yo pongo los beneficios récord y la visión estratégica. Tú pones… bueno, tú pones el dinero. Es un equipo.
Terapeuta: Creo que por hoy es suficiente.
El Diagnóstico del Absurdólogo
Lo que acabamos de presenciar es un caso clínico de libro de gaslighting corporativo. Es el arte de manipular la realidad hasta el punto de que la víctima, el consumidor, acabe sintiéndose culpable por ser la víctima.
Analicemos la estrategia, porque es brillante:
- Apropiación de la Virtud: Iberdrola se envuelve en la bandera verde de la ecología. No sube la luz para ganar más dinero (aunque lo haga), la sube para «salvar el planeta». Así, si te quejas, no estás protestando contra una subida injusta. Estás protestando contra un futuro sostenible. Eres un egoísta, un negacionista, un enemigo de los osos polares.
- Minimización de los Sentimientos: Las quejas del consumidor son despachadas como «percepciones emocionales». Se le trata como a un histérico que no entiende de números, que no tiene la visión estratégica para comprender el «cuadro completo».
- Falsa Noción de Equipo: La frase «lo hacemos por nosotros» es la clave. Es una forma de diluir la responsabilidad. Se socializan los costes («todos tenemos que poner de nuestra parte») mientras se privatizan los beneficios (que van directos a la cuenta de resultados de la empresa y a los bolsillos de sus accionistas).
Esta no es una simple subida de precios. Es un insulto a la inteligencia. Es la demostración de que ciertas corporaciones han alcanzado un nivel de poder y arrogancia tal que ya ni siquiera se molestan en disimular. Se forran a tu costa y, encima, te lo venden como si te estuvieran haciendo un favor.
Así que la próxima vez que ponga la lavadora de madrugada, no se sienta como un pobre desgraciado. Siéntase como un héroe. Un mecenas. Un filántropo que, con cada vuelta de tambor, está financiando, a la vez, los beneficios estratosféricos de una multinacional y, de paso, la salvación del planeta. Un chollo, vamos.