He aquí el nuevo símbolo del estatus económico. Antes era el coche, el reloj o la casa en la playa; ahora, es la longitud del ticket de la compra.
Contemplen este documento, más largo que un día sin pan, que certifica la adquisición de cuatro (4) artículos de primera necesidad. Que su extensión no nos impida ver lo esencial: nuestra capacidad adquisitiva ya cabe en un post-it.
Este no es un simple recibo. Es un poema épico sobre la inflación. Es un acta notarial de nuestra ruina. Es la prueba, impresa en papel térmico de mala calidad, de que hemos convertido un acto tan básico como alimentarse en un lujo de alto standing, una verdad que ya nos adelantaban los [desoladores datos de la OCU sobre la cesta de la compra].
Que el sacrificio de este héroe anónimo en la línea de caja, corroborado por los últimos datos del [Instituto Nacional de Estadística], nos recuerde que, en la España de 2025, ya no hace falta ser rico para tener un pergamino en casa. Basta con ir a comprar el pan.
