Buenas noches, feligreses del disparate. La semana ha concluido. El telón cae sobre siete días de gloriosa ineptitud, de picaresca sublime y de tragedias cotidianas. Es el momento de la ceremonia de clausura. El momento de reconocer el mérito, de galardonar el esfuerzo, de coronar a los campeones. Bienvenidos a la entrega de medallas del Podio del Absurdo Semanal. La competición ha estado reñida, pero tres concursantes han brillado con una luz oscura y pringosa por encima de los demás.
🥉 MEDALLA DE BRONCE: A la Rendición Incondicional (Categoría: Servicios al Ciudadano)
La medalla de bronce, ese premio que reconoce un esfuerzo notable pero no lo suficientemente patético para alcanzar la gloria, es para el Gobierno de España por su gestión de la factura de la luz.
Esta semana, como ya analizamos en [nuestro informe sobre el secuestro de la factura de la luz], la Ministra de Energía pronunció la frase que resume la filosofía de un Estado moderno: «Hemos agotado nuestra caja de herramientas». Es una confesión de una honestidad brutal. Es el reconocimiento oficial de que estamos solos ante el peligro, de que el leviatán del Estado, ese que es un lince para cobrarte el último céntimo en la declaración de la Renta, se convierte en un gatito asustado cuando tiene que enfrentarse al oligopolio eléctrico.
Este bronce no premia solo la impotencia. Premia el arte de comunicarla. Premia la capacidad de encogerse de hombros con solemnidad institucional. Es la medalla a la sinceridad más desoladora: la de admitir que, en la batalla más importante para el bolsillo de los ciudadanos, ellos han decidido desertar. ¡Enhorabuena! Han conseguido que pagar la luz sea, oficialmente, un problema exclusivamente nuestro. Un bronce merecidísimo que nos deja a oscuras y tiritando.
🥈 MEDALLA DE PLATA: Al Día de la Marmota (Categoría: Tradiciones y Folclore Político)
La medalla de plata, el galardón a la constancia, a la repetición, a esa capacidad de tropezar no dos, sino doscientas veces con la misma piedra, es para el Partido Popular por los registros de la UDEF en su sede de Génova.
¡Qué momento! ¡Qué nostalgia! Ver las imágenes de los agentes de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal saliendo de la sede del PP con cajas de cartón es un clásico de nuestro folclore. Es el «greatest hit» de la corrupción, la canción del verano de la política española que nunca pasa de moda. Es un déjà vu tan potente que uno ya no sabe si está viendo el telediario de hoy o una reposición de 2014.
Esta plata premia la fidelidad a una tradición. La prueba de que, en la política española, las segundas (terceras, cuartas…) partes a veces no son mejores, son exactamente igual de deprimentes. Es la medalla al guion más predecible de la historia. Como informan medios como [El Mundo], el registro se enmarca en una nueva trama, pero para el ciudadano la imagen es la misma: la de un partido cuya relación con la justicia es más intensa y duradera que la mayoría de los matrimonios.
Este premio es un reconocimiento a esa capacidad de regenerarse sin cambiar nada, de prometer transparencia mientras se cambian las cerraduras de los despachos. ¡Felicidades! Han conseguido que un registro policial en su sede ya no sea un escándalo, sino una costumbre. Casi una efeméride. Una plata que huele a disco duro borrado y a «esa persona de la que usted me habla».
🥇 MEDALLA DE ORO: A la Humillación Internacional (Categoría: Soberanía y Sentido del Ridículo)
Y la medalla de oro. El primer puesto. El galardón que te eleva al Olimpo de la vergüenza ajena. Esta semana, el ganador indiscutible de nuestro Podio del Absurdo Semanal es el conjunto de la clase política española (PP y PSOE) por el ultimátum de la Comisión Europea sobre el CGPJ.
¡Es la hazaña definitiva! ¡La cumbre de la irresponsabilidad! No hay nada más gloriosamente patético que tus padres (Bruselas) te tengan que amenazar con quitarte la paga de los domingos (los fondos europeos) para que dejes de pegarte con tu hermano en el patio del colegio (el Consejo General del Poder Judicial).
Durante años, PP y PSOE han convertido la renovación del órgano de gobierno de los jueces en su juguete particular. Un cromo que se intercambian, un rehén que utilizan para sus batallas miserables, bloqueando una de las instituciones clave del Estado por puro egoísmo partidista. Han ignorado advertencias, han despreciado informes y han tratado a los ciudadanos como a idiotas.
Y al final, ha tenido que venir la señorita de fuera, la Unión Europea, a darnos una colleja y a ponernos de cara a la pared. La advertencia de la Comisión Europea sobre el Estado de Derecho no es una simple recomendación. Es una humillación nacional. Es la constatación de que nuestra clase política es tan infantil e irresponsable que necesita un tutor legal para no prenderle fuego a la casa.
Este oro no es solo para ellos. Es para todos nosotros. Es un premio colectivo a nuestra capacidad para tolerar este bochornoso espectáculo. ¡Enhorabuena, España! Hemos conseguido que el principal problema de nuestra justicia no sea un caso de corrupción, sino los propios políticos que deberían protegerla. Un oro brillante. Tan brillante como la calva de la vergüenza.
Y así concluye nuestro reparto de medallas. Una semana más, la competición ha sido feroz. Nos vemos el próximo domingo para coronar a los nuevos campeones. Hasta entonces, que el absurdo les sea leve.