Desde la consulta del Absurdólogo de Guardia, hoy tenemos el inmenso placer de presentarles el destino vacacional definitivo. Un lugar donde la magia, la tradición y la especulación inmobiliaria se dan la mano. Olviden Disneyland, olviden PortAventura. Ha llegado… ¡BalearicLand!
Hemos conseguido en exclusiva el folleto oficial de este nuevo y emocionante parque temático.
¡BIENVENIDO A BALEARICLAND!
¡Donde la Autenticidad es Nuestro Producto Estrella!
¿Cansado de la rutina? ¿Busca un paraíso de sol, playa y experiencias auténticas? ¡No busque más! BalearicLand le ofrece una inmersión total en la vibrante cultura mediterránea. O en lo que queda de ella.
NUESTRAS ATRACCIONES PRINCIPALES:
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El Safari del Residente™ (Patrocinado por Airbnb):
¡Una experiencia etnográfica única! Suba a bordo de nuestro cómodo autobús panorámico con aire acondicionado y observe a los últimos ejemplares de Homo Balearicus en su hábitat natural. Podrá fotografiarlos mientras realizan sus curiosas costumbres ancestrales: intentar hacer la compra en un supermercado con precios de aeropuerto, buscar aparcamiento durante dos horas o, el más fascinante de todos, intentar pagar el alquiler a final de mes.
Aviso importante: Por favor, no alimenten a los nativos. Su dieta es muy delicada y extremadamente cara. Además, podrían acostumbrarse. -
La Montaña Rusa del Alquiler «Abismo Inmobiliario»®:
¡Sienta la emoción y el vértigo en estado puro! Súbase a nuestro trepidante vagón y experimente en tiempo real cómo el precio de un apartamento de 40m² sube hasta el infinito y más allá en una caída… bueno, en una subida libre. Una atracción que le dejará sin aliento y sin ahorros.
Atracción no recomendada para personas con problemas cardíacos, mileuristas o jóvenes con la absurda pretensión de independizarse antes de los 50 años. -
El Espectáculo de «Los Voladores de Magaluf» (Show Nocturno):
(Solo para mayores de 18 años). Acomódese en nuestras gradas y contemple a nuestros especialistas en acrobacias de alto riesgo. Observe con asombro cómo desafían las leyes de la gravedad, el sentido común y los límites del alcohol en sangre, en un espectáculo de saltos ornamentales desde balcones que le dejará sin palabras. -
Paseo por el «Casco Antiguo Animatrónico»:
Recorra nuestras encantadoras y pintorescas calles, donde las antiguas mercerías, librerías y colmados de toda la vida han sido sustituidos por réplicas exactas de tiendas de souvenirs, franquicias de helados y pubs irlandeses. ¡La experiencia es tan auténtica que casi parece de verdad! Podrá comprar una camiseta de «IIbiza» fabricada en Bangladesh y una ensaimada industrial mientras escucha los grandes éxitos de Ed Sheeran.
ZONAS TEMÁTICAS:
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Ibiza Kingdom: Un mundo mágico de música, fiesta y precios que le harán cuestionarse el valor del dinero.
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Mallorca World: Explore la capital, Palma, y su emocionante «Aventura del Colapso de Servicios Públicos».
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Formentera Oasis: Una zona VIP de acceso restringido, donde podrá experimentar la exclusividad de una isla a la que ya casi nadie puede permitirse ir.
Y esta, amigos, es la gloriosa realidad. El turismo, esa maravillosa industria que iba a traernos la prosperidad, se ha convertido en un monstruo que devora a sus propios hijos. Nació con la promesa de intercambiar culturas, y ha terminado por aniquilar la cultura local para sustituirla por un decorado de cartón piedra para consumo del visitante.
Los isleños, los que nacieron y crecieron allí, se han convertido en atrezzo. En parte del espectáculo. Son los actores secundarios de una película en la que los protagonistas son los turistas. Se les expulsa silenciosamente de sus barrios, de sus playas, de sus vidas, por la simple ley de la oferta y la demanda.
El colmo del absurdo, la ironía definitiva, es que el turista viene buscando la «autenticidad» de las islas, sin darse cuenta de que su propia presencia masiva es el principal agente destructor de esa misma autenticidad que anhela. Es un pez que se muerde la cola, un ciclo perfecto de autodestrucción cultural.
Así que, mientras los folletos nos sigan vendiendo el paraíso, la realidad es que BalearicLand es un parque temático con una fecha de caducidad. El día que el último residente local tenga que hacer las maletas porque no puede pagar el alquiler, el parque perderá su última y más valiosa atracción. Y entonces, me temo, ya no tendrá ninguna gracia.
Nota final del folleto:
«El parque no se hace responsable de la extinción de la cultura local, la saturación de los hospitales o la desaparición del pequeño comercio. Gracias por su visita y por su inestimable contribución a nuestra economía (y a nuestra destrucción). Vuelva pronto.»