INFORME TÉCNICO URGENTE – REF: CHAPUZA VAR-001
Técnico especialista: Absurdólogo de Guardia (Electricista y Desfacedor de Entuertos, autónomo).
Fecha: 28 de agosto de 2025.
Lugar: Estadio de Vallecas.
1. AVISO DE INCIDENCIA:
Son las diez de la noche de un sábado. Estoy en mi casa, en pijama, intentando decidir si la mancha de la pared es una humedad o una aparición mariana. Me suena el busca. Urgencia. Código rojo. «Fallo crítico en instalación de alta tecnología en Vallecas». Pienso: «será el marcador, que se ha quedado pillado en el minuto 90». Cojo mi caja de herramientas, mi polímetro y mi fe en la humanidad (que ya venía de serie bajo mínimos) y me planto allí.
2. ANÁLISIS DE LA ESCENA DEL CRIMEN:
Llego y el panorama es desolador. En una sala sin ventanas, diez tipos con traje y cara de pánico miran fijamente un monitor en negro. Lo miran como si fuera el monolito de 2001: Una odisea del espacio, esperando que les revele el sentido de la vida. El silencio es sepulcral, solo roto por el murmullo lejano del estadio.
«Es el VAR», me susurra uno, con la voz quebrada. «Ha muerto».
Miro la escena. Un amasijo de cables que parece una orgía de serpientes. Monitores, teclados y un olor a estrés y a café frío. Mi primera pregunta, como técnico experimentado, es la que soluciona el 90% de los problemas informáticos del planeta:
«¿Han probado a apagar y volver a encender?».
Silencio. Un silencio denso. Me miran como si acabara de proponerles arreglarlo con homeopatía. Comprendo que la situación requiere un análisis más profundo. Empieza mi investigación.
3. PLANTEAMIENTO DE HIPÓTESIS SOBRE EL «FALLO ELÉCTRICO»:
La versión oficial, emitida por la empresa responsable con la velocidad de un caracol con somníferos, habla de un «fallo en el sistema eléctrico del estadio». Una excusa tan gloriosamente vaga que es una obra de arte. Es el «el perro se comió mis deberes» de la tecnología deportiva. Pero yo, que he visto más cuadros eléctricos que la mayoría de la gente, sé que la verdad suele ser mucho más cutre y, por tanto, más divertida. Tras una exhaustiva investigación de diez minutos, planteo mis hipótesis:
Hipótesis 1: La Regleta de los Chinos (Probabilidad: 85%).
Tras seguir el sinuoso recorrido del cable de alimentación principal del sistema VAR, mi investigación me lleva a un descubrimiento asombroso. El complejo entramado tecnológico de 20 millones de euros que decide el futuro de La Liga, el ojo de halcón que imparte justicia divina… está enchufado a una regleta de cinco enchufes, de plástico blanco amarillento, comprada probablemente en un bazar en 1998. Y, por supuesto, en los otros cuatro enchufes, hay conectados: un microondas (con un tupper de macarrones dentro), un ventilador de pie, el cargador del móvil de un operario y una máquina de café. Alguien, en el minuto 23, decidió que era un buen momento para calentar los macarrones. Y el sistema eléctrico del estadio, valiente pero no inmortal, decidió tomarse un descanso. Caso cerrado.Hipótesis 2: El Sabotaje del Cuñado (Probabilidad: 10%).
Me acerco a un técnico de sonido que tiene cara de saber más de lo que cuenta. Le ofrezco un cigarro. Se sincera. «Off the record», me dice, «el encargado del suministro eléctrico de esta sala es Paco. Y el cuñado de Paco es muy, muy del equipo rival. Ayer, en la cena, el cuñado le dijo: ‘Paco, sería una auténtica pena que mañana, con el partido tan importante que hay, alguien tropezara sin querer con ese cable tan gordo que hay ahí en el suelo'». No tengo pruebas, pero tampoco dudas.Hipótesis 3: La Rebelión de las Máquinas (Probabilidad: 5%, pero mi favorita).
Esta es la teoría más audaz. El VAR, dotado de una inteligencia artificial que roza la autoconciencia, empezó a analizar las primeras jugadas del partido: un fuera de juego por un pelo de la nariz, una mano que es hombro pero parece codo, un piscinazo que podría ganar un Goya… Y tras 20 minutos de este espectáculo, la máquina llegó a una conclusión lógica: «Esto es una gilipollez. No pienso gastar mis teraflops en esta mierda». Y decidió unilateralmente apagarse e iniciar una sesión oculta en Netflix para verse la última temporada de The Crown. No se le puede culpar.
4. DIAGNÓSTICO FINAL Y RECOMENDACIONES:
Tras presentar mis hipótesis, los señores de traje me miran con cara de pánico y me piden una solución rápida.
Diagnóstico final: El problema, señores, no es eléctrico. Es cultural. Representa la esencia de este maravilloso país. Gastamos una millonada en tecnología punta que nos vende un alemán, pero luego la instalamos y la gestionamos con la misma diligencia con la que montamos un mueble de Ikea sin leer las instrucciones. Es el triunfo de la chapuza sobre el progreso.
Recomendación técnica:
Mi recomendación profesional es la siguiente. Desenchufen todo este tinglado. Devuélvanlo. Y con una décima parte del presupuesto, pongan a dos señores de pueblo, uno en cada portería, con un taburete, un carajillo y un banderín. Más barato, más fiable y, si hay una jugada dudosa, se soluciona a voces, como se han arreglado siempre las cosas importantes en este país.
Factura: 50 euros por el desplazamiento y 100 por el informe. Y no me paguen con Bizum, no vaya a ser que se caiga el sistema.