La Gran Expropiación Silenciosa: el Plan del Gobierno para que Millones de Viviendas sean Ilegales en 2030.

Caricatura sobre las viviendas que serán ilegales en 2030, mostrando a un burócrata "condenando" el piso de una pareja de ancianos.

Buenas noches, y que la oscuridad les sea leve. Porque la noticia con la que vamos a cerrar el día es, probablemente, la más importante y la más aterradora de la década. Y no, no habla de guerras lejanas ni de virus exóticos. Habla de las paredes de su casa. De su piso. De ese lugar al que llama hogar. Porque el Gobierno acaba de confirmar que, para millones de ustedes, ese hogar tiene fecha de caducidad. Y la fecha es 2030.

Tras un fin de semana en el que la noticia, destapada por medios como [el diario AS], ha crecido como una bola de nieve, hoy ha llegado la confirmación oficial. La directiva europea de eficiencia energética va a misa. A partir de 2030, cualquier vivienda con una calificación F o G será, de facto, ilegal. No podrá ser vendida. No podrá ser alquilada.

Para que entiendan la magnitud de esta bomba de relojería, hemos interceptado el comunicado que el «Ministerio para la Sostenibilidad de tu Ruina» debería enviar a millones de hogares.


COMUNICADO OFICIAL DEL PROGRAMA «EXPRÓPIESE, PERO CON BUENOS MODALES»

A la atención de: Usted, orgulloso propietario de un piso construido antes de que se inventara el gotelé.

ASUNTO: ¡Enhorabuena! Su vivienda ha sido seleccionada para salvar el planeta.

Estimado/a contribuyente,

Nos dirigimos a usted con excelentes noticias. En nuestro incansable esfuerzo por combatir el cambio climático y cumplir con nuestros compromisos europeos, hemos decidido que su propiedad va a jugar un papel fundamental. ¡Su casa va a ser un pilar de la transición ecológica!

Para ello, y en cumplimiento de la nueva normativa, le informamos de un pequeño cambio en el estatus de su propiedad. A partir del 1 de enero de 2030, si su vivienda posee una calificación energética F o G (es decir, si es como el 80% del parque inmobiliario de este país), quedará automáticamente excluida del mercado.

¿Qué significa esto para usted?

¡Significa que su propiedad pasará a tener un nuevo y emocionante valor! Dejará de ser un vulgar «activo inmobiliario» para convertirse en un «activo sentimental». Su valor de mercado será, técnicamente, cero. Pero su valor emocional, el de los recuerdos vividos entre esas paredes, será incalculable. ¡Piense en ello como una revalorización espiritual!

A partir de 2030, usted no podrá vender su piso. No podrá alquilarlo. Será, simple y llanamente, un precioso objeto decorativo. Un mausoleo familiar. Un lugar donde podrá seguir viviendo, por supuesto, pero del que no podrá disponer. Es suyo, pero, a la vez, no lo es. Es una nueva y fascinante interpretación del concepto de propiedad.

Pero no se alarme, ¡le ofrecemos una solución!

Para evitar que su patrimonio se convierta en un ladrillo invendible, solo tiene que hacer una pequeña cosita: gastarse entre 20.000 y 50.000 euros en una reforma integral. Cambiar las ventanas, aislar las paredes, instalar un sistema de aerotermia… Unas pequeñas mejoras que, además de salvar a los osos polares, le permitirán seguir participando en el divertido juego del mercado inmobiliario.

¿Que no tiene usted ese dinero? No sea negativo. Piense en ello como una oportunidad para pedir un nuevo crédito, para dinamizar la economía y, de paso, para enriquecer a las empresas de reformas, que casualmente son las que han hecho lobby para que se apruebe esta directiva.

Gracias por su colaboración en la descarbonización (y en la aniquilación de su patrimonio).

Atentamente,
El Progreso.


El Bisturí del Absurdólogo: La Autopsia de un Robo Legal

No se dejen engañar por las palabras bonitas. Esto no es una política medioambiental. Es una expropiación silenciosa. Es la mayor transferencia de riqueza de los pobres a los ricos que se ha diseñado en décadas.

Analicemos a las víctimas:

  • Los Ancianos: Millones de jubilados cuyo único plan de pensiones, cuya única herencia para sus hijos, era ese piso que compraron con el sudor de toda una vida. Ahora, el Estado les dice que ese piso, su único patrimonio, no vale nada. A menos que se metan en una obra faraónica que no pueden ni supervisar ni pagar.
  • Las Familias Trabajadoras: Gente que a duras penas llega a fin de mes, que vive en barrios obreros construidos en los años 60 y 70. Gente a la que ahora se le exige una inversión que equivale a cinco años de su sueldo. Como ya hemos visto, [el Gobierno se declara inútil ante la factura de la luz], pero para imponer obligaciones que te arruinan, su eficiencia es máxima.
  • Los Pequeños Propietarios: El que tiene un segundo piso pequeño que alquila para complementar una pensión miserable. A partir de 2030, ese ingreso desaparecerá. Su «activo» se convertirá en un gasto (IBI, comunidad, etc.).

¿Y quién gana? Los de siempre. Los grandes fondos de inversión, los «fondos buitre», que esperarán a que el pánico se desate para comprar edificios enteros a precio de saldo, reformarlos con subvenciones europeas y luego volver a ponerlos en el mercado a precios desorbitados. Ganan las grandes constructoras. Gana la banca, que dará los nuevos «créditos verdes».

Y gana el Estado. Porque esta medida, vendida como ecología, es en realidad una máquina de recaudación. Licencias de obra, impuestos, tasas… un festín.

Lo que yace bajo la alfombra verde de la «eficiencia energética» es una bomba de relojería social. Es la condena de millones de viviendas a ser ilegales en 2030. Es decirle a la gente que la casa por la que ha luchado toda su vida es, ahora, un problema. Un residuo. Chatarra.

Buenas noches. Y echen un vistazo a su certificado energético. Puede que el «tic-tac» que oyen no sea el del reloj, sino el de la bomba que acaban de colocar en los cimientos de su casa.

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