Autopsia de tu Batería: Cómo Apple te Convirtió en un Esclavo del Enchufe con iOS 26.

Caricatura de un ingeniero de Apple "envenenando" un iPhone con la batería de iOS 26, como sátira de la obsolescencia programada.

Buenas tardes, feligreses del metaverso. Hoy, en nuestras crónicas, vamos a realizar una autopsia. La víctima: la batería de su iPhone. Hora de la muerte: inmediatamente después de instalar la última y «revolucionaria» actualización, iOS 26. Causa de la muerte: homicidio premeditado. El principal sospechoso: un señor llamado Tim Cook.

Si usted es uno de los millones de usuarios que, en un acto de fe ciega, pulsó el botón de «Actualizar software» y ahora observa con horror cómo la batería de su iOS 26 pasa del 100% al 20% en el tiempo que tarda en hacerse un café, no se alarme. No es un error. Es una característica. Bienvenidos al maravilloso mundo de la obsolescencia programada por software.

No es un Bug, es un Modelo de Negocio

Lo que le ha pasado a la batería de su iOS 26 no es una chapuza. Es una obra de arte del capitalismo tardío. Es una estrategia tan sutil como brillante, tan cínica como rentable. Y funciona en tres sencillos pasos.

Paso 1: La Creación del Paraíso.
Durante años, su iPhone ha sido una máquina perfecta. La batería le duraba todo el día. Era rápido, eficiente, fiable. Estaba usted contento con él. No sentía la necesidad de cambiarlo. Y ese, amigos, es el mayor pecado que pueden cometer a los ojos de Apple. La satisfacción del cliente es la enemiga de la cuenta de resultados.

Paso 2: La Inyección del Veneno (La Actualización).
Y entonces, llega el día. Apple anuncia una nueva actualización. ¡iOS 26! ¡Con nuevos emojis y un widget del tiempo más bonito! Usted, como un cordero que va al matadero, la instala. Y, de repente, su teléfono empieza a tener achaques. Se calienta. Las apps se cuelgan. Y la batería… ay, la batería. La batería de iOS 26 se ha convertido en un coladero. Su teléfono, que antes era un maratoniano, ahora tiene la autonomía de un fumador empedernido subiendo el Tourmalet.

Usted no lo sabe, pero Apple le acaba de inyectar el veneno. Un veneno de software, diseñado para que los componentes de su «viejo» teléfono (de hace un año, no lo olvidemos) sufran para mover un sistema operativo pensado para el hardware del nuevo modelo.

Paso 3: La «Sutil» Invitación a la Renovación.
Empieza su calvario. Se convierte usted en un esclavo del enchufe. Su vida gira en torno a la búsqueda de una fuente de energía. Desarrolla una «ansiedad de batería baja» que no le deja vivir.

Y justo en ese momento de máxima desesperación, Apple le presenta la solución en una bandeja de plata: el nuevo y flamante iPhone 18. Con una batería «revolucionaria» que «dura todo el día». ¡Qué casualidad! No es que el nuevo sea mucho mejor. Es que han estropeado deliberadamente el suyo para que el nuevo le parezca la octava maravilla del mundo. Como ya vimos en [nuestra crítica a la keynote del iPhone 17], el marketing de Apple no vende productos, vende soluciones a problemas que ellos mismos han creado.

El Lenguaje de la Estafa: «Optimización» y «Seguridad»

Por supuesto, Apple nunca admitirá esto. Si les preguntas, te dirán que la nueva actualización está «optimizada» y que si tu batería dura menos es por el «desgaste natural» o porque «las nuevas funciones de seguridad consumen más recursos».

«Optimización» es su eufemismo para «hacer que tu teléfono viejo vaya a pedales». Y «seguridad» es su coartada para todo. Es una estrategia brillante. Te están fastidiando la vida, pero te dicen que es por tu propio bien. Es el gaslighting tecnológico en su máxima expresión.

Esta práctica no es nueva. Compañías como Apple ya han sido multadas en el pasado en países como Francia o Italia por estas prácticas, como se puede leer en la hemeroteca de [medios como la BBC]. Pero las multas son calderilla comparadas con los miles de millones que ganan forzando la renovación de terminales. Les sale a cuenta.

El Epitafio de la Propiedad

La tragedia de la batería de iOS 26 va más allá de un simple problema técnico. Es la muerte del concepto de propiedad en la era digital. Usted creía que había pagado 1.500 euros por un teléfono que era suyo. Pero no es verdad. Usted ha comprado el chasis. El motor, el software, sigue siendo de Apple. Y ellos pueden decidir, con una simple actualización enviada desde Cupertino, cuándo su motor tiene que empezar a toser.

No somos dueños. Somos suscriptores de un hardware. Hemos pagado una entrada carísima para entrar en un parque de atracciones del que Apple controla todas las atracciones. Y cuando ellos deciden que tu atracción se ha quedado vieja, simplemente, la apagan.

Así que la próxima vez que su iPhone le pida permiso para actualizarse, no lo vea como una mejora. Véalo como lo que es: una ruleta rusa. Puede que le toquen los nuevos emojis. O puede que le toque la bala que matará su batería para siempre. Y en ese juego, amigos, la banca siempre gana.

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