CARTA ABIERTA A LOS POBRES MUCHACHOS DE SILICON VALLEY
A la atención de: Don Jeff Bezos, Don Satya Nadella y Don Sundar Pichai.
De parte de: Un humilde ciudadano preocupado.
Estimados señores,
Les escribo con el corazón en un puño y la factura de la luz en la otra mano, a modo de pañuelo para secarme las lágrimas. He leído en la prensa, no sin antes tener que sentarme por el vahído, la terrible situación por la que atraviesan. He sabido que ustedes, líderes de esas pequeñas y modestas empresas llamadas Amazon, Google y Microsoft, están pasando apuros. Apuros energéticos.
He leído que sus centros de datos, esos pequeños cobertizos donde guardan las fotos de nuestros gatos y las recetas de bizcochos, consumen una cantidad «enorme» de electricidad. Y que, en un acto de valentía sin precedentes, han pedido ayuda a la Unión Europea. Piden rebajas. Piden subvenciones. Piden ser tratados como la «industria tradicional».
¡Qué coraje! ¡Qué humildad! Ver a empresas cuyos beneficios anuales superan el PIB de Portugal pasar el cepillo para que les echemos una mano con los recibos es una lección de vida. Es como si el Sultán de Brunéi organizara un bingo benéfico para poder echarle gasolina al jet privado.
Desde mi humilde morada, donde celebramos como un gol en la final del Mundial cuando la factura de la luz baja de los 100 euros, solo puedo empatizar con vuestro sufrimiento. Debe ser terrible tener que encender miles y miles de servidores que procesan los datos del planeta entero y ver cómo gira el contador. ¡Un sinvivir!
Nosotros, la gente de a pie, entendemos perfectamente lo que es la pobreza energética. La entendemos cada vez que ponemos una lavadora a las tres de la mañana para pillar la tarifa «valle». La entendemos cuando nos duchamos con un cronómetro para no gastar agua caliente. La entendemos cuando, en pleno invierno, nos ponemos una segunda bata en lugar de encender la calefacción.
Y precisamente por eso, porque conocemos el sufrimiento, queremos ayudar.
Propongo iniciar una campaña de crowdfunding nacional. Un «Apadrina un Servidor». Con una pequeña donación, cada ciudadano podrá contribuir a que el algoritmo de Netflix siga recomendándole series turcas sin que Amazon se arruine. Con un simple Bizum, podremos asegurarnos de que Google pueda seguir guardando esos correos que no hemos abierto desde 2012.
Ustedes piden ser tratados como la «industria tradicional», como una acería o una fábrica de cemento. ¡Por supuesto que sí! Al fin y al cabo, su trabajo es igual de duro. Una acería funde metal. Ustedes funden nuestros datos, nuestra privacidad y, ahora, parece que también los plomos de la red eléctrica europea. Son, sin duda, un pilar de nuestra sociedad.
Así que no se preocupen. El pueblo está con ustedes. Haremos un esfuerzo. Sacrificaremos nuestro café de media mañana, renunciaremos a esa caña extra del viernes. Todo sea por ayudar a estas tres pequeñas startups a salir adelante.
Con la esperanza de que mi modesta contribución les sirva de algo, les adjunto el número de mi cuenta bancaria. No para que me ingresen nada, ¡Dios me libre! Es por si, en un descuido, al hacer las transferencias de sus beneficios multimillonarios a las Islas Caimán, se equivocan y me cae algo.
Con mi más profunda y sincera solidaridad,
Un Absurdólogo de Guardia.